Cuando la rectora del Consejo Nacional Electoral, Socorro Hernández, sale diciendo que ese organismo sólo está dedicado a la validación de los partidos políticos y nada informa sobre el cronograma electoral para las elecciones de gobernadores y alcaldes, que debieron efectuarse el año pasado, está obedeciendo instrucciones del ventrílocuo de Miraflores.
Al emitir ese criterio el diputado Filiberto Peña Canelón, ex secretario general de gobierno y ex secretario general de Acción Democrática en Lara, afirmó que una vez queda comprobado que el CNE es un apéndice del Ejecutivo Nacional.
Ese organismo se ha prestado a todas las maniobras y a las instrucciones que emite Nicolás Maduro y los demás cabecillas del PSUV.
Es un poder secuestrado por el Presidente de la República para que esté a su servicio.
En forma permanente, Maduro y el PSUV han tenido como objetivo retrasar todos los procesos electorales y llegar al extremo de anularlos, como ocurrió con el referendo revocatorio presidencial.
Con la revalidación de los partidos políticos han encontrado una nueva forma de prolongar la agonía del gobierno, que está en terapia intensiva por su mala gestión y la crisis política, económica y humanitaria que ha desatado, agravando la dolorosa situación que padecen las personas de más bajos recursos como consecuencia de la indetenible inflación.
En este juego sucio, antidemocrático y negador de los derechos políticos, el CNE no ha procedido a inscribir a los nuevos electores, que desde ya hace mucho tiempo cumplieron 18 años de edad.
Como el Gobierno sabe que va a perder las elecciones, ha sacado a relucir la revalidación de partidos en jornadas de 14 horas en diez fines de semana.
Conviene aclarar que los partidos democráticos no estamos desconociendo la Constitución en materia de elecciones para gobernadores, diputados regionales, alcaldes y consejos, cuyos períodos están vencidos.
Ahora se dice que para finales de junio y principios de julio serán dados a conocer los resultados de la validación de los partidos.
Esa es otra patraña más, porque una vez que los electores comparecieron a la revalidación, automáticamente se sabe que nadie fue llevado con una pistola en la cabeza para que colocara su huella dactilar en la máquina para manifestar su voluntad de acompañar a una organización política.
Lo que se busca es llegar a mediados de año para luego decir que de agosto a diciembre no hay chance para hacer elecciones.
Entonces nos saldrá Socorro Hernández o cualquiera de las otras rectoras que hacen la voz del ventrílocuo de Miraflores para anunciar que el proceso de elecciones se abrirá el año próximo.
Y después Maduro y su camarilla se desgañitan, soltando sapos y culebras, para descalificar la Carta Democrática Interamericana que, precisamente, tiene entre sus principios la celebración de elecciones.
