Arribando estamos al cuarto mes del 2017, año en el cual se plantea el reto de amortiguar el fracaso de la Asamblea Nacional. En ella depositaron en 2015 su confianza ocho millones de votantes adversos al régimen militarista que nos desgobierna, quienes le otorgaron mayoría absoluta (dos terceras partes) a diputados postulados por la Mesa de la Unidad Democrática (MUD).
Comenzando el 2016 se instaló el parlamento con un presidente de oposición: Henri Ramos Allup, máxima figura de Acción Democrática. En su discurso inaugural anunció, cargado de esperanzas, que en seis meses se daría una salida constitucional.
Su voz incrementó la fe en los venezolanos que padecen la peor crisis de la historia, caracterizada por la hambruna generalizada y la inseguridad física y social a la cual nos conduce un narcorrégimen, como internacionalmente le señalan. Se dio prioridad al constitucional referendo revocatorio del Presidente Nicolás Maduro, subestimando su cuestionada nacionalidad. Igualmente se desestimaron las elecciones de Gobernadores y legisladores regionales que por mandato de la Carta Magna debían realizarse en diciembre de ese 2016, con la plena seguridad del triunfo en por lo menos en veinte estados.
Y lo peor, se omitió el asesoramiento de calificados juristas de accionar contra el máximo Tribunal de Justicia, ilegalmente reforzado con trampas por el oficialismo en plenas vacaciones navideñas. Hasta esa mayoría calificada de Oposición incumplió la promesa de divulgar los descalificados magistrados exprés, que ni siquiera consignaron currículos.
Las turbias actuaciones culminaron con el desplazamiento de esa AN por un tribunal subalterno del narcorrupto régimen. Aunque pareciera una política otorgar la Presidencia a personeros con cuentas con la justicia, silencio se guarda con los antecedentes penales del recién designado Presidente del organismo.
¿Qué hacer ahora?
Pese a no haber obtenido un reconocido acierto, se crearon expectativas con el segundo período de la AN, que preside Julio Borges, líder de Primero Justicia.
Menor impacto causó la declaratoria del abandonado de sus funciones como presidente de la República NM, lo cual indica la convocatoria de elecciones presidenciales inmediatas. Y opacado ha quedado el otro anuncio de salir a sesionar en la calle.
Para colmo en las desacertadas acciones se llegó al silenciamiento de la MUD, como respuesta a las exigencias de renovación que algunas organizaciones partidistas venían reclamando.
Como las esperanzas son las últimas que se pierden, pareciera que la AN reacciona ante el llamado a ejecutar la aplicación de la Carta Democrática, con lo cual se hace eco del líder del socialismo verdadero, el secretario general de la OEA, Luis Almagro.
Reconocer y respetar al parlamento; liberación de los presos políticos, combatir con efectivas medidas la hiperinflación y ponerse a gobernar fuera de las cadenas de radio y televisión son de urgencia demanda.
Para Venezuela no es novedad, ya en 2001 se le aplicó en acuerdo con el comandante hoy glorificado por sus seguidores. Recuérdese que cerca de un año estuvo despachando desde Caracas el entonces secretario General de la OEA, César Gaviria.
Además también promovió su aplicación en Honduras.
Ampliando su confianza en la sociedad civil, la AN debe asimismo sumarse al constitucional recurso del Poder Originario de la Asamblea Constituyente. A ese planteamiento se había sumado la MUD y de manera inexplicable lo abandonó en sus discursos.
Al margen. Se Burlan con el hambre del pueblo. Con sumisos aplausos militaristas NM anunció controlar. La respuesta fue elevar esos costos. Un pan campesino lo expenden a Bs. 1.600
