Son femeninas las ciudades, pues al margen de la violencia que en mayor o menor grado tengan en su seno, guardan en su regazo a sus hijos, especialmente por las noches, que en ciudades como Barquisimeto, ofrecen cielos espléndidos que albergan a su vez en sus diversas fases, las diversas lunas que señalarán en medio de los avatares nocturnos, el camino de regreso a los noctámbulos. Por las mañanas, los amaneceres traen aún en medio de las dificultades que en estos tiempos nos acosan a la mayoría, esa luz brillante del semiárido, que a los optimistas nos anuncian otros resplandores que por íntimos, son menos visibles a los ojos de todos.
Esta ciudad se da el lujo de tener en Alejandro Coutinho, su cronista visual. Su mirada pareciera descubrir para mostrarnos, la atmósfera que rodea lo que en su diario trajinar, pareciera no ser advertido por el transeúnte que recorre presuroso sus espacios emblemáticos. El Obelisco, la plaza Bolívar, el centro de Barquisimeto, el patrimonio edificado, son leídos a contraluz de esa versión de hadas modernas que son las bailarinas de ballet, especialmente cuando sus pies parecieran girar cual picaflores, no mieles sino bordillos de aceras, escalones de la plaza, viejos bancos mientras sus cuerpos frágiles trazan líneas en el aire, para formar parte de la naturaleza. Alejandro, nacido en Barquisimeto, combina el Derecho con una vocación artística que incluye el piano ,el teatro y la fotografía. Dentro de ésta, el paisaje y el retrato han sido dos ámbitos de su interés que comparte con la docencia en la fotografía en la UFT y en el CIECA.
“Belleza Anti-Natura” ha llamado a su exposición inaugurada en el IMCA el miércoles 8 en honor al día de la Mujer. Nombre que alude el artificio del arte del ballet, cuyas exigencias técnicas exigen tomar posturas antinaturales para el cuerpo pero necesarias para producir esa sensación de levedad, que admiramos luego en su ejecución. Movimiento que a su vez, la fotografía capta para fijarlo en un instante, como constancia de su fugacidad. Fugacidad que a su vez, entra en juego con los espacios de una ciudad, Barquisimeto, que no siempre pero a ratos, pareciera mostrarnos su rostro agobiado por el descuido y deterioro.
Monumentos y espacios importantes de la ciudad van siendo “inventariados” desde su mirada, en contraste con los cuerpos casi alados de sus jóvenes bailarinas. A veces el cielo o los árboles suavizan las muestras del paso del tiempo y evidencia consecuencias del descuido: escalones maltrechos y pisos manchados que sirven de marco a la realidad, que pese a los pesares, acusa la vida que vibra desplazándose, generando en el espectador asociaciones entre el eros latente o sugerido en la relación ciudad-mujer-bailarinas, o en los profundos y antiguos significados de la lluvia, que en las urbes tropicales, nos entregan esos pequeños milagros de reposo momentáneo y de belleza, generada por el azar de una naturaleza que se impone en medio del trafico.
En la inauguración de la muestra, las palabras de Marhú Mc Cormick se refirieron al proyecto fotográfico que contó del total respaldo del IMCA desde sus comienzos y que en su apertura gozara de la compañía de la música, expresión artística profundamente asociada a una manera de “estar en el mundo” por parte de los larenses. Ruth Pereira Medina, una joven intérprete cuyos estudios de Flauta la han llevado por los exigentes caminos de Europa y ganado una beca por parte de la UE, ofreció un concierto de música venezolana y clásica, que nos recordó a todos el talento de nuestros músicos.
El homenaje audiovisual de “Dama Project” a las mujeres en su día, permitió asomarse visual y conceptualmente, mediante texto y cálida voz de Mafer Bandola, a quienes sufren de la peor manera la exclusión social y de género en pleno siglo XXI. Al saltarse los estereotipos impuestos por la publicidad, visibilizó, a través de los rostros y sonrisas femeninas, lo que siempre ha estado invisibilizado: las mujeres que en su diario trajinar de vida han marcado los rumbos de sus familias y devenir de la ciudad oculta en las barriadas, que bien podrían ser las de cualquier lugar de una Venezuela que sigue exigiendo igualdad jurídica y justicia social.