El Vaticano, conocido por contar con una minúscula representación de mujeres, presentó el martes a los miembros del nuevo organismo integrado sólo por mujeres con ocasión de la celebración del Día Internacional de la Mujer el 8 de marzo.
Bajo el nombre «Consulta Femenina», el organismo cuenta con la representación de 37 mujeres de todos los continentes, entre ellas la exembajadora de Chile ante la Santa Sede, Mónica Jiménez, la periodista turca Yasemin Taksin y la teóloga iraní Sharazad Housman.
Francisco, junto con otros cardenales y obispos de la Curia (el gobierno del Vaticano) no asistieron al evento ya que se encuentra en ejercicios espirituales en un pequeño pueblo a las afueras de Roma.
La Consulta Femenina, creada en 2015 y que se reúne tres veces al año, es una iniciativa impulsada por el pontífice para dar mayor peso a «la mirada femenina de la sociedad contemporánea», explicó a la prensa el cardenal italiano Gianfranco Ravasi, presidente del Consejo Pontificio de la Cultura.
«Hasta hace poco no había ni una mujer en el Consejo Pontificio de la Cultura», admitió Ravasi.
El cardenal, que aclaró que no se trata de una operación de «maquillaje», citó una frase emblemática del escritor Joseph Conrad sobre el tema.
«Es muy terrible ser mujer porque esencialmente tienen que relacionarse con los hombres», dijo y «yo agregaría que aún más grave si es con curas», aseguró con tono divertido.
La coordinadora del grupo, Consuelo Corradi, admitió que tienen «la ambición de reflexionar sobre temas universales desde la perspectiva de las mujeres».
El miércoles, con ocasión del Día Internacional de la Mujer, se reunirán para un simposio sobre la lucha contra la esclavitud sexual, sobre la educación de los refugiados y el acceso al cuidado de los pobres.
El encuentro tiene como objetivo mostrar la contribución de la mujer a la paz mundial.
Un número monográfico de la revista «Cultura y Fe», a cargo de la Consulta Femenina, fue presentado el martes.
Según el texto, entre los temas claves para el futuro figuran la de «llegar a los jóvenes y a su peculiar lenguaje; superar las desigualdades de acceso al trabajo y remuneración; apoyar la presencia positiva de las mujeres en las religiones y tender un puente hacia las culturas masculinas».