Si para los primeros días del mes de abril no comienza a llover en la cuenca del río Tocuyo, Barquisimeto, Quíbor y El Tocuyo, corren el riesgo de ser sometidos una vez más a un racionamiento de agua debido a la baja en las reservas existentes en el embalse Dos Cerritos, según lo anunció el ingeniero Félix de los Ríos, aunque, por los momentos, pese a lo bajo de su cota actual, eso no está planteado.
Ese reservorio de agua, puesta en servicio en 1973, con una capacidad de 156 millones de metros cúbicos y una extensión de un millón de metros cuadrados, se encuentra en un nivel muy bajo a causa del intenso verano que afecta a la región.
Para el lunes, su cota era de 665,60 metros sobre el nivel del mar y este viernes había bajado a 665,28, lo que indica que estaría registrando una reducción diaria de 4 centímetros.
Durante una visita periodística este viernes ser pudieron constatar los efectos del verano pues el aliviadero, que fue diseñado para descargar 425 metros cúbicos de agua por segundo, se encuentra inactivo desde hace unos cuantos días y el espejo de agua está a una distancia superior a los 300 metros, lo que para agricultores de la zona, no es nada normal sino preocupante.
Pero para el presidente de Hidrolara, ingeniero Pedro Sánchez, aun cuando confirma el descenso de la reserva, estima que no es motivo de preocupación pues se estima que para los primeros días de abril debe comenzar a llover, de acuerdo a los pronósticos.
Aclaró que ese y los otros embalses existentes en el estado Lara, como los de Atarigua (Cuatricentenaria), y Los Quediches, no corresponden a Hidrolara en lo que respecta a su mantenimiento sino al ahora llamado ministerio de Ecosocialismo y agua, anteriormente del Ambiente y Recursos Naturales Renovables.
“El ministerio suministra el agua a Hidrolara y nosotros la distribuimos entre las comunidades”, explicó.
Pero, habrá racionamiento o no?, le insistimos.
En estos momentos no; tenemos un lapso de un mes para decidir, pero si para los primeros días de abril, que deberían comenzar las lluvias, eso no ocurre en las cabeceras del río Turbio, necesariamente se pondrían en práctica planes de contingencia que incluyen los racionamientos, respondió.
“Nosotros mantenemos un seguimiento al embalse de manera permanente”, enfatizó.
Sin embargo, recomendó a los usuarios del servicio ahorrar algo tan vital como el agua para que no sean necesarias medidas de esa naturaleza.
El presidente de Hidrolara también fue consultado sobre la situación de los otros embalses existentes en el estado Lara.
Dijo que la Cuatricentenaria (Atarigua), no tiene problemas y que hace pocos días fueron reactivadas las tres bombas destinadas al suministro de la ciudad de Carora.
Ese reservorio fue puesto en servicio en 1977, también recibe agua del río Tocuyo, su capacidad es de 420 millones de metros cúbicos de los que apenas se utilizan 500 litros por segundo para abastecer a la capital del municipio Torres por lo que no hay nada porqué preocuparse.
Refiriéndose a la de Los Quediches, igualmente en el municipio Torres, puesta en servicio en 1979, informó que se mantiene inactiva desde el año pasado cuando sus reservas se redujeron al mínimo y hubo necesidad de apagar las bombas con las que se enviaba agua a Carora.
La capacidad de esa presa es de 38.700 millones de metros cuadrados.
Sobre la misma, Sánchez explicó que se ha venido recuperando con las pocas precipitaciones que se han registrado en las cabeceras de los ríos que le surten, en su mayoría en el estado Trujillo.
Hidrolara no tiene previsto la reactivación del bombeo hacia la capital del municipio Torres, calculada en 800 litros por segundo, debido a las numerosas filtraciones existentes en la aducción desde el embalse hasta la ciudad.
Recordó que el entonces ministerio del Ambiente, hoy de Ecosocialismo y aguas, anunció la sustitución total de la tubería de 48 pulgadas, con una extensión de 6.628 metros lineales, pero apenas colocaron 1.600 metros.
En Lara existe otra represa de gran magnitud, también en el municipio Torres.
Es la de El Ermitaño, ubicada en las inmediaciones de Quebrada Arriba, inaugurada en 1988, con una extensión de 140 hectáreas y capacidad de 30 millones 500 mil metros cuadrados.
Esta última fue proyectada para el riego de plantaciones agrícolas y una parte para abastecer la población vecina, pero nunca ha sido utilizada para nada, e incluso, habitantes de Quebrada Arriba se vieron obligados a inventar aliviaderos artesanales debido a que el original fue obstruido por la sedimentación y amenazaba con desbordarse y arrasar la población en cualquier crecida.
En el sector oeste de Bobare existe también la de El Zamuro, con una extensión de 370 hectáreas, destinada exclusivamente al riego de las siembras de hortaliza que se encuentran en sus inmediaciones.
Igualmente existe el legendario proyecto Yacambú-Quíbor que, a pesar de los millones de dólares invertidos, está paralizado desde hace años, como la esperanza de los barquisimetanos de contar con una fuente segura de algo tan vital como es el agua.