Yusneida Delgado se instaló, este lunes, desde las 3 de la tarde en la plaza Bolívar de El Tocuyo, en el municipio Morán, como lo hace desde joven para vender algodones de azúcar. De aquellos inicios como comerciante, hace más de una década, recuerda una hilera de más de 15 carrozas, varias bandas de música y baile, y personas expectantes abarrotando las calles. Este año, desde el mismo punto vio con desilusión la celebración de Carnaval: pocas carrozas, menos gente y exceso de buhoneros.
“Esto era lo mejor que había antes. Ahorita, cómo va a ser posible que salgan dos bandas show nada más”, comparó Delgado. Hace años, rememoró, las carrozas y comparsas comenzaban a ordenarse temprano para recorrer las avenidas Lisandro Alvarado y Fraternidad, y se desarrollaban actos en varias tarimas a lo largo de ese trecho.
Esta vez, contó unas seis carrozas, la más llamativa era un león. Todas iban acompañadas de una banda show y una de bailarines de samba. El punto final era un escenario colocado por la alcaldía donde se eligió a la reina juvenil de la fiesta carnestolenda y donde cada noche se presentaban cantantes locales.
“Se han acabado (las fiestas) porque si el alcalde no hace nada a la gente no le provoca venir”, atribuyó la mujer como razón del cambio brusco que ha tenido la festividad en suelo tocuyano, uno de los poblados foráneos más visitados por los barquisimetanos y habitantes de caseríos cercanos durante este asueto recién terminado.
La variación en la forma de celebrar el Carnaval también la notó José Elías Sandoval. Él es comerciante como Delgado, pero a diferencia de ella es nativo de El Tocuyo, por ende, tiene un vínculo más estrecho con las tradiciones de la capital morandina. “Antes en Carnaval, daba gusto sentarse en la plaza a ver el desfile”, dijo añorante. Cree que parte de la responsabilidad del decaimiento de la celebración recae en los propios tocuyanos y otra parte en la falta de motivación por parte de las dependencias culturales de esa zona.
Talento y creatividad para los trabajos manuales existe entre los habitantes de ese territorio, mencionó, a juzgar por la “bellísima” carroza de un animal que pudo detallar este año y que calcula fue elaborada solo con dos semanas de anticipación, porque había dudas en la comunidad respecto a la programación para este primer receso del año. “Este es un pueblo lleno de ciudadanos hechos para seguir adelante”, calificó. De allí su convencimiento de que con una buena organización en años venideros es posible recuperar el brillo de los desfiles y superar, incluso, los de otrora.
Además de los lugareños hubo visitantes, como la barquisimetana Karla Morón, que echaron de menos el pasado. Cuando era una niña, recordó Morón que las distracciones en El Tocuyo eran “muy buenas”, los montajes de fantasía eran llamativos y en el trayecto había hombres con zancos.
Aumentó economía informal
Este año, alrededor de la plaza Bolívar, se multiplicaron los vendedores ambulantes, observó Delgado. Durante cuatro días de asueto, solo el domingo aumentó la dinámica de ventas, pues el resto de los días no había aglomeraciones de espectadores y los que se acercaron era la mayoría tocuyanos. En esos casos la cantidad de gente no se refleja en las ventas, pues quienes más consumen son los foráneos, explicó la vendedora de algodón.
Precavido por la situación, Sandoval, encargado de una microempresa de recreación infantil, excluyó de la oferta de atracciones el teatro móvil y los payasos.
Aunque no registró pérdidas, tampoco grandes ganancias. “Esperábamos que estuvieran mejor”, admitió el comerciante.