En el hospital Luis Gómez López las penurias van más allá de lo que se han convertido en “típico” en el ámbito médico. Más allá de la escasez en medicinas e insumos, actualmente una de las mayores preocupaciones en el centro de salud se debe al repunte que ha tenido la tuberculosis.
Anteriormente, solo el 2 % o 3 % de quienes acudían a la consulta con flema y expectoración daban positivos a la prueba para verificar la presencia de la enfermedad; esta cifra ha ascendido a un 6 %, aseguró la directora del hospital, Alecia Nass. Destacó incluso que es primera vez en su vida profesional que presencia un caso de un bebé con tuberculosis congénita.
Por su parte, la neomonóloga María Ghini informó que semanalmente pueden detectarse hasta 11 casos, cifra que resulta alarmante; asimismo, instó a la colectividad a acudir al especialista médico, debido a que la proliferación se ha dado por la falta de interés de aquellos que presentan los síntomas, debido a que Ghini aseguró que se cuenta con el tratamiento para ayudar a los afectados. Consideró además que se amerita mayor participación de parte de las autoridades para lograr educar al respecto.
Faltan especialistas
La falta de especialistas es otra destacable necesidad. Existen al menos 44 vacantes en las diferentes áreas, de los cuales 13 puestos corresponden a especialistas. Neumonología, que antes tenía sietes personas a cargo, ahora sólo tiene tres. Anestesiología es otra de las más preocupantes, pues no se da abasto a la demanda que se tiene, informó Nass durante el recorrido realizado con Roberto Sánchez, diputado del Consejo Legislativo y miembro de la comisión de salud.
“El hospital está al 50% de su capacidad. No se está teniendo una actuación rápida de parte del Ministerio”, dijo Sánchez, al dar a conocer que las vacantes que se tienen es debido al proceso burocrático que debe realizar el ente nacional para contratar a cualquier trabajador y que, a pesar de los importante que es el tema de la salud, no se le está dando el trato que se debe al dejar pasar al menos 5 años desde el último concurso para contrataciones que se hizo.
En el recorrido también se mostró el estado de la cocina y la lavandería, espacios que tienen años esperando su culminación de parte del Gobierno nacional. Mientras tanto, el personal permanece en hacinamiento para lograr hacer los alimentos para los pacientes del hospital e incluso, sin las herramientas adecuadas, debido a que muchas de estas fueron desechadas por la promesa de las que obtendrían nuevas.
La lavandería está ubicada en lo que fue un cafetín y no tiene ni una simple lavadora, esto genera un gasto personal para la directora de la institución quien continuamente debe costear el pago de un taxi que lleve la lencería al Hospital Central Universitario Antonio María Pineda, para que sea lavada.