Los venezolanos votaron masivamente este domingo en las elecciones más inciertas en una década para decidir si el presidente Hugo Chávez es reelecto para profundizar su régimen socialista o si su contrincante Henrique Capriles lidera un cambio en Venezuela.
Las mesas de votación cerraron a las 6 pm salvo aquellas donde aún había filas de votantes, anunció la presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE), Tibisay Lucena.
«Debemos recordar que todavía existen electores y electoras votando y (…) que las mesas de votación permanecen abiertas mientras haya electores en la cola», dijo Lucena.
El máximo órgano electoral difundirá el primer boletín de resultados cuando éstos sean «irreversibles» y según estimaciones del CNE éste podría demorarse unas tres horas a partir del cierre de los centros.
Durante el día, Lucena aseguró que la jornada de votación, que transcurrió sin incidentes, había tenido una participación «masiva».
En las últimas presidenciales de 2006, el 75% del censo acudió a las urnas.
Ambos candidatos se comprometieron este domingo a aceptar la decisión de los venezolanos, de los que casi 19 millones estaban convocados a votar.
Chávez emitió su voto en el barrio popular 23 de Enero, bastión del chavismo, acompañado de sus hijas y de figuras de la izquierda de América Latina, como la ex senadora colombiana Piedad Córdoba y la senadora uruguaya Lucía Topolanski, esposa del presidente José Mujica.
«Reconoceremos los resultados sean cuales fueren (…) Aunque sea un voto de diferencia o sean tres millones de votos», afirmó Chávez.
También Capriles, ex gobernador del populoso estado Miranda, aseguró que «acatará lo que el pueblo diga», al votar en un centro electoral de la acaudalada urbanización de Las Mercedes, en el municipio de Baruta, del que fue alcalde.
«Queremos reelegir de nuevo a nuestro presidente a ver si me da la casa que estoy esperando», dijo a la AFP Norvi Henríquez, que votó un poco antes en el mismo colegio de Chávez y que se inscribió en uno de los programas sociales del gobierno para recibir una vivienda.
«Yo no he conocido otro tipo de gobierno, cuando Chávez llegó yo tendría unos 4 o 5 años, no me recuerdo de otro presidente en mi país y no me parece justo», señaló por su parte María Fernanda Trabaglini, de 18 años, en el centro electoral de Capriles.
Chávez confía en que las clases populares, que se benefician de los programas sociales financiados por la renta petrolera, vuelvan de nuevo a apoyarlo en las urnas.
Capriles acortó la distancia que le separaba del presidente en la mayoría de los sondeos y en alguno hasta acabó registrando empate técnico, a lo largo de una campaña en la que recorrió palmo a palmo el país.
Las elecciones en Venezuela, el país con las mayores reservas petroleras del mundo, han generado gran expectativa internacional, sobre todo en América Latina y el Caribe, donde Chávez ha construido un fuerte liderazgo vendiendo petróleo a condiciones preferenciales a países menores y ofreciendo jugosas oportunidades de negocios a sus aliados.
La expectativa en Estados Unidos también es grande, dado que el presidente ha liderado en la región la oposición a ese país, que de todas maneras le compra casi un millón de barriles de crudo por día.
Chávez, de 58 años, se ha esforzado en los últimos meses por su parte en proyectar una imagen revitalizada después de que un cáncer, detectado en 2011 y cuya ubicación nunca reveló, le obligara a pasar largos períodos apartado de la escena pública.
Dieciocho años menor, Capriles ha derrochado energía visitando más de 300 pueblos en los últimos meses y preconizado un modelo inspirado en el de la izquierda brasileña -que concilie los sectores público y privado-, frente al desgaste del régimen actual después de casi 14 años en el poder.
El ex gobernador ha comparado la contienda con la lucha de David contra Goliat, en alusión a los recursos públicos y el control de los medios estatales de los que dispone el chavismo.
En 2006, la oposición, unida detrás de la candidatura de Manuel Rosales, fue barrida por el mandatario, que obtuvo 62% de los votos.
Los partidos políticos desplegaron casi 200.000 testigos capacitados para hacer un conteo de las actas en los centros electorales.
El sistema electoral está 100% automatizado, excepto en el extranjero, donde el sufragio es manual y están llamadas a sufragar unas 100.000 personas.
Miles de votantes se desplazaron a votar en el exterior, especialmente en Estados Unidos, donde están inscritos unos 37.000 electores, y España, con unos 20.000.
Expertos del estadounidense Centro Carter descartaron esta semana que pueda haber fraude y aseguraron que está garantizado el secreto del voto.
Más de 200 acompañantes internacionales, entre éstos una delegación de la Unasur que se estrena en este cometido, y una comitiva brasileña encabezada por Marco Aurelio García, principal asesor diplomático de la presidenta Dilma Rousseff, siguieron sobre el terreno el proceso de votación.
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