En la última quincena de 2016, 12 pacientes ingresaron por intoxicación a la emergencia del Hospital Pediátrico Agustín Zubillaga. La directora suplente de la institución, doctora Idabelis Arias de Anzola, asegura que las causas fueron alimentos consumidos en las áreas comerciales del centro de Barquisimeto, como mazorcas sancochadas, agua de panela, perros calientes y empanadas.
El panorama no mejoró este año. La primera semana de enero cinco niños ingresaron a emergencia luego de consumir yuca amarga, situación que cobró la vida de un menor procedente del barrio El Jebe, al norte de la ciudad.
Arias destacó que a la lista de intoxicaciones se une la ingesta de herbáceas no tratadas, a través del consumo de té, hierbas, hojas, raíces, poleo y barba de jojoto. “En diciembre su consumo condicionó a que los pacientes arrastraran una enfermedad diarreica aguda. Algunos fueron atendidos en la Unidad de Cuidados Intensivos, pero no se puede negar que parte de esos pacientes fallecieron. En los últimos días hemos recibido entre dos y tres pacientes cada día, es decir, la situación se agrava progresivamente”.
Desde el punto de vista pediátrico, los niños no deberían consumir alimentos preparados en la calle sin ningún tipo de medida de higiene; tan solo alimentos sellados y envasados de fábrica como helados, jugos, refrescos o compotas.
Por otro lado, la doctora Blanca Figueroa informó que existió un aumento significativo de infecciones gastrointestinales, de personas de todas las edades, en el mes de diciembre; aunque se convierte en una tarea difícil conocer las estadísticas, ya que cada centro de salud maneja sus propias cifras.
“En diciembre y enero se han visto los cuadros de vómito y diarrea como una epidemia. Para nadie es un secreto que en Venezuela y específicamente Barquisimeto los inspectores sanitarios no le meten la lupa a los establecimiento de comida rápida. En un recorrido por el centro de la ciudad se puede observar cómo estos establecimientos no tienen acceso a neveras, lavamanos, lavaplatos y dejan por horas en la intemperie alimentos tan delicados como la carne y el pollo”.
La recomendación de la organización de Médicos Unidos es que cada persona debe estar alerta de cuidar su salud dado que el Gobierno no cumple con su papel.
En tanto, Ruy Medina, director regional de Salud en Lara, aseveró que todos los alimentos que se preparan en la vía pública tienen un alto porcentaje de contaminación al tener contacto con el aire ambiental que está lleno del polvillo del casco central que mueven los carros, aguas negras, orines, entre otros.
No obstante, hay otro factor que incide en que el venezolano esté más propenso a enfermarse por consumir este tipo de alimentos: es el alto grado de desnutrición con el cual vive el ciudadano común.
Medina subrayó que la base de alimentación de la mayoría de los ciudadanos, son los carbohidratos y queda por fuera el consumo de proteínas (leche, huevo, cochinos, pescado) por sus altos precios.
“Las proteínas son los alimentos que construyen el armazón de la masa muscular y el sistema inmunológico, que es la principal protección que tiene el organismos para que no se venga abajo y no sea susceptible a cualquier infección que pueda estar resistiendo”.
Ante eso, el Marco Internacional de Seguimiento a Crisis Humanitaria de Seguridad Alimentaria estableció un índice de estrategias de sobrevivencias utilizadas y la proporción de hogares que recurren a cada una de ellas.
El estudio demostró que 61 % de hogares han cambiado sus formas habituales de adquirir o comprar alimentos, 71 % reporta haber desmejorado su alimentación y 80 % han incluido en alguna forma la privación alimentaria.
“La mala alimentación y la falta de calidad facilita el aumento en el número de infecciones respiratorias, diarreicas y de la piel. Si la situación sigue como está en el país y el Gobierno no cambia su política, la salud irá en picada. Es algo grave porque la gente no ha tomado conciencia de esta situación y más lo es ver cómo nos mata el hambre, desnutrición, desaseo, ausencia de medicamentos. Y de esto se aprovechan unos inescrupulosos que se hacen ricos, con una moneda que no vale nada, a costillas del dolor ajenos”, expresó Medina.
¿Por qué la desnutrición?
El director del Hospital Central Antonio María Pineda, Marcial Daza, detalló que la nueva alternativa, ante la crisis económica, es adquirir alimentos a bajo precios sin importar las medidas adecuadas. En su consideración, las cifras aparecen todos los días en los medios de comunicación. Para él la situación está difícil, y como muestra los alimentos están 30 veces más caros que el año pasado, y no se consiguen.
“La producción ha caído muchísimo y simplemente no hay suficiente comida para la cantidad de habitantes que somos”.
Por su lado, el coordinador de los Comité Locales de Abastecimiento y Producción ( CLAP), Luis Jonás Reyes, informó que los CLAP han permitido distribuir desde el 12 de marzo de 2016 hasta esta semana, 3 millones 800 bolsas de comida en los nueve municipios que conforman el estado Lara. Son atendidas en la entidad más de 440.000 familias al mes, con el objetivo de evitar las colas y precios especulativos.
Pese a la ayuda económica y alimentaria que ha sido entregada a una parte de la ciudadanía, en opinión de Daza, los CLAP no es la solución para el grave problema de escasez de alimentos e inflación que cada día genera un mayor índice de desnutrición, lo es la producción.
Fuente de ingresos
El presidente del Sindicato de Trabajadores Informales, Luis Castillo, aseguró que 80 % de la población ha tenido que rebuscarse con la venta de productos informales, dado que los salarios no les alcanza para cubrir la canasta alimentaria o han sido víctimas de empresarios que realizan reducción de personal o liquidan empresas.
En el mes de diciembre se registraron 450 nuevos vendedores de la economía informal en las calles del centro de la ciudad. Algunos ya obtuvieron la permisología por parte de la Alcaldía y otros se mantienen ilegales mientras les conceden el permiso y ubicación reglamentaria.
Castillo informó que para la fecha existen 2.600 buhoneros desde la avenida Vargas hasta la calle 42 y más del 90 % son madres solteras. De estos establecimientos, 860 son puestos de comida rápida: 165 de empanadas y arepas, 185 de perros y hamburguesas y el resto de ventas de tequeños, chilenas, churreros y tostones.
Es importante destacar que existe un tipo de venta que se incrementó en las últimas semanas en el centro de la ciudad, mercados, casa de familias y bodegas, la venta de artículos regulados por gramos. Ruy Medina subrayó que se tomó como una costumbre que paquetes de artículos como café, harina y azúcar los partan por la mitad y lo envuelven en otro material, plástico generalmente, para de uno sacar dos y venderlos con mayor facilidad. El problema radica en que el paquete original está esterilizado y cuando el producto tiene contacto con el aire se contamina, además del desconocimiento sobre las condiciones de la nueva bolsa.
En el peor de los casos y como lo refirió la licenciada Brenda Alarcon, productos como la leche y el azúcar son mezclados con cal para colocarles mayor peso, y el café con el maíz para otorgarles un sabor más fuerte.
Macel Capdevilla tenía más de 10 años dedicados a la venta de frutas en el centro de la ciudad. Últimamente sus ventas habían disminuido y decidió, hace tres semanas, comercializar productos que no se dañaron con el pasar de dos o tres días y que eran más buscados en el mercado.
El vendedor compra un saco de azúcar y lo divide en paquetes de kilo y medio kilo, vende el primero en 5.000 bolívares y el segundo en 2.500. Lo mismo hace con el café, que incluso lo divide en bolsitas de 250 gramos.
En efecto, estas ventas se observan por toda la ciudad. En un recorrido realizado por periodistas de EL IMPULSO se contabilizaron más de 10 puestos en el centro de la ciudad, alrededor de cinco en hogares de familia y en 15 % de los quioscos de los principales mercados de la entidad. Así mismo, 50 % de las bodegas ofrecen este tipo de mercancía.
“Hoy día tenemos que comprar solo lo que necesitamos porque el dinero no alcanza. Si tan solo tengo para gastar 5.000 bolívares en productos para el hogar, en estos momentos, prefiero comprarlos por gramos y solo adquirir lo que necesitaré en los próximos días. Es triste pero vivimos el día a día y es una manera de rendir los ingresos”, indicó Carmen Blanco, mientras compraba medio kilo de azúcar en el mercado de Cabudare, que según ella le alcanzará para la próxima quincena.