Todavía andan por ahí algunos radicales que hablan con mucha autoridad del “socialismo chino”, entre ellos nuestro propio presidente que no se ha enterado que el socialismo chino es cada vez menos socialismo y más capitalismo del bueno.
Todo el desmontaje del socialismo maoísta comenzó inmediatamente después de la muerte de Mao cuando Deng Xiaoping, tras consolidar su poder y eliminar o neutralizar a los maoístas mas radicales, fue introduciendo cambios que al principio fueron muy puntuales pero que en la medida en que fueron mostrando sus resultados, fueron profundizados y extendidos.
El cambio comenzó cuando funcionarios del ministerio de agricultura descubrieron que en una pequeña y remota zona de China, los índices de producción y productividad eran muy superiores al promedio y quisieron averiguar el porqué, por la perentoria necesidad de producir más, teniendo en cuenta que las propuestas maoístas habían provocado la muerte, por hambre, de más de 20 millones de personas al reorganizar la producción sobre bases y criterios socialistas, resultando en su colapso.
Lo que un grupo de pequeños campesinos hicieron fue reorganizarse ignorando las líneas del partido y trabajar con orientación al mercado. Lo que hicieron fue muy arriesgado porque estaban contraviniendo las líneas nacionales y esto ha podido ser severamente penalizado, pero en vez de ser condenado fue estudiado y se dispuso ampliar la experiencia a modo de ensayo. Fue así que los chinos empezaron a permitir, a pequeña escala, el retorno del capitalismo en el campo. Todo lo demás vino a continuación, enfrentando a los radicales que reclamaban que eso no seguía las línea clásicas de los fundadores del marxismo.
Y vaya que era una herejía porque el grave error de Lenin pero sobre todo de Stalin fue querer imponer el socialismo en una sociedad primitiva, feudal y que aún estaba lejos del desarrollo capitalista que Marx señalaba como condición necesaria para comenzar a pasar a formas socialistas de producción. Y la inteligencia de Deng Xiaoping fue que nunca señaló que estaba restaurando el capitalismo, sino corrigiendo la vía al socialismo, objetivo para el que la sociedad china no estaba lista y para lo cual aun se requerían unos 200 años, insinuando que tal vez el socialismo llegaría a China como socialdemocracia al estilo sueco, lo que añadía más herejía.
Lo cierto es que el gran viraje de los chinos ha sido estudiado y seguido por otros países, en particular Vietnam, y Cuba está estudiando la lección china: que se puede introducir paulatinamente el capitalismo sin abandonar el control político que es, en el fondo, lo que preocupa a los cubanos.
Al parecer, el PSUV no se han enterado de estos cambios que indican que, por ahora, el socialismo está en retroceso, que se ha quedado en una mera consigna eficiente solo para engañar incautos, no para producir más riqueza, más justicia, más libertad y más desarrollo, entre otras cosas.
El socialismo del siglo 21 es el socialismo socialdemócrata, que combina eficiencia capitalista con justicia social.