En modo alguno pretendemos calificar o descalificar a la dirigencia opositora. No se trata de eso. Mucho menos en una fecha tan emblemática como este 23 de enero del año 2017, cuando se cumplen 59 años de la gesta del pueblo venezolano para expulsar del poder a la cúpula militar corrupta y represora del momento. En ese sentido, hoy, cuando el país político opositor convoca al pueblo a la calle para exigir la restitución del voto popular como formula inequívoca de resolución de conflictos, nos sentimos obligados a hacer algunas reflexiones que seguramente tocaran vanidades y egos; en el entendido, del rumbo equivocado que ha tomado la lucha por los derechos civiles y políticos conculcados por el régimen castrista en Venezuela…
Las fuerzas subyacentes del país no pueden contenerse con acciones que se diluyan en falsas expectativas dirigidas por estrategias no lo suficientemente debatidas. El contundente fracaso del dialogo traducido en un enfriamiento total de las calles, aunado al intangible abandono del cargo, son dos hechos que derivaron en frustración y rechazo a los sectores dirigentes del país. La gente percibe que no se hace lo suficiente y que se le miente para mantener esperanzas sobre bases inciertas que se traducen en derrotas. Los lapsos de selección de los nuevos rectores del CNE, fueron obviados para dedicarse a promociones personales y aspiraciones atemporales, dejando la puerta abierta a la intervención directa del régimen para imponer a los suyos en los cargos. Estas fallas son quizás atribuibles a la natural imperfección de la condición humana que reviste de miserias a la dirigencia política. Sin embargo, la insurgencia de las sociedades con base a las causas de orden superior, deben elevarse por sobre los escombros de los miedos inducidos por la manipulación del régimen y los errores de la MUD…
Estas cortas pinceladas describen quizás la orfandad que tiene la sociedad venezolana de un liderazgo a la altura de las circunstancias históricas. El juego se complica más aún, cuando observamos la fragilidad de un concierto de naciones dispuesto a la permisividad frente a las barbaridades que ocurren en Venezuela, a cambio de petro-favores. Una diplomacia complaciente que obliga a revisarnos puertas adentro para escribir nuestro tiempo y nuestra historia, además de significar nuestras propias fechas generacionales. Debemos refundar la lucha sobre nuevas estrategias y vocerías. De no ser así, se corre el riesgo de ser pisoteados y sacados del camino por las incontenibles fuerzas de cambio de un pueblo desesperado y hambriento que arrasará con todo…
Mis comentarios:
.- La unidad verdadera y monolítica es la clave para avanzar hacia la restitución del voto popular…
.- No se puede ser demócrata ni exigir democracia, cuando en lo interno no se practica en las organizaciones partidistas integrantes de la MUD…
.- El ejemplo entra por casa. Que las cúpulas de los partidos democraticen los mecanismos de selección de sus liderazgos internos…
.- Debemos aplastarlos en las regionales y municipales. Pero para ello, tenemos que restituir el voto popular que ha sido secuestrado por un CNE espurio…
.- Cuando la dirigencia no da la talla, el pueblo debe tomar las riendas.
.- No son las dictaduras, sino los pueblos cobardes que se dejan…
Pues con prudentes medidas puedes ganar la guerra, y donde hay muchos consejeros allí está la victoria…(Proverbios 24:6)