Alrededor de la Divina Pastora, patrona del estado Lara, existen tradiciones que año tras año exaltan la imagen de una de las figuras marianas con más devoción en el país; la música, como medio de expresión y estética, forma parte de esas costumbres generacionales, un área en la cual la Orquesta Mavare tiene un sitial privilegiado dentro del itinerario de cada 14 de enero. Ese día suena la orquesta en nombre de la Virgen María bajo la advocación de la Divina Pastora, quien a través del tiempo se ha convertido en un ícono dentro de la cultura y la religión larense.
El nacimiento de esta orquesta fue el 31 de diciembre, encabezada por Miguel Antonio Guerra y otros ocho músicos. Una de sus primeras presentaciones fue en un evento celebrado en casa de don Aurelio Manzano, desde allí su historia cambió y tiempo después sería un nombre que se escucharía en el diarismo de Lara.
La Pastora y Mavare
La Orquesta Mavare comenzó hace 119 años, el 31 de diciembre de 1897. Esa fecha corresponde al momento en el que la banda oficializa su nombre con el que hoy día se mantiene, aunque al inicio se llamó “Banda Mavare”. Miguel Antonio Guerra, su fundador, y ocho músicos iniciaron un proyecto que hoy tiene una de las misiones más loables para un larense: venerar a la Divina Pastora.
Liubalena González es una de las figuras más importantes dentro de la orquesta, pues tiene en su mano la batuta con la que dirige a todos los integrantes de la Mavare, y así logran recrear melodías que homenajean a la madre de los larenses y, a su vez, los asistentes de la procesión recuerdan cada año cómo suena una serenata a la Divina Pastora.
La directora de la Mavare acotó que desde mucho antes de patentar a la orquesta como una de las más emblemáticas en esta fecha, entre 1903 y 1906 su fundador, Miguel Antonio Guerra, ya le llevaba serenata a la patrona de los larenses. Es en 1915 que la orquesta y la Divina Pastora crean un vínculo que no se ha roto en el tiempo y, de acuerdo con su directora, será para siempre.
Hay piezas musicales de la Mavare que son infaltables cuando pasa la Divina Pastora frente a ellos para escuchar su serenata, “Endrina” de Napoleón Lucena, “Himno de la Divina Pastora” de Andrés Delgado, “Como llora una estrella” de Antonio Carrillo, “La negra” de Juan Pablo Ceballos; y así, entre pasos dobles y valses la Divina Pastora es complacida con una orquesta que ha estado con ella durante años.
Una batuta con nombre de mujer
Los cambios han sido progresivos dentro de la Orquesta Mavare, por ejemplo: hasta los años 50, la Orquesta Mavare era recibida en la avenida 20 con calle 50, después se mudaron a la avenida Vargas con 20 y desde 1988 anhelan -hasta la actualidad- la llegada de la Pastora en la plaza Macario Yépez.
Sin embargo, hay cambios que parecen tener un significado más profundo para esta orquesta; cuando Liubalena González asumió formalmente la dirección de la Orquesta Mavare se convirtió en la primera mujer en alcanzar este puesto (antes había sido la primera concertina). Ante esta característica que no pasa inadvertida para quienes siguen a la orquesta, González señala que el rol que ha desempeñado la mujer en los últimos tiempos le ha permitido lograr sueños que antes solo quedaban en eso, utopías.
Más allá de ser un tema feminista, la directora piensa que el amor, la disciplina y la constante búsqueda de las oportunidades son piezas claves para que cualquier persona, independientemente del género que tenga, pueda cumplir sus sueños. “No trabajo, disfruto”, señala Liubalena González, pues considera que llegar a ser la directora de la Orquesta Mavare ha hecho que ame más la música y tenga el compromiso de dirigir cada año a un grupo de artistas de diferentes generaciones con los que se siente honrada.
De géneros a generaciones
Hablar de números a veces importa cuando podemos cuantificar aquello que se puede observar, sin embargo, el talento es parte de lo que no se puede medir. Quienes han sido parte de la Orquesta Mavare han compartido sus dones con aquellos que han estado a su alrededor y, al mismo tiempo, han aprendido de ellos en un proceso de intercambio de experiencias.
Basta con ver a la Orquesta Mavare y fijarse como la edad es una barrera mental para quienes finalmente no son capaces de entender que el amor por la música no conoce de calendarios, salvo cuando es 14 de enero. En esta fecha todo para y se mueve al mismo tiempo.
Este 2017, los ensayos comenzaron el día de los Reyes Magos para que el 14 (y días previos de la procesión) cada nota acorde sonara perfecto para la Divina Pastora. Ese día, el gran día, todos se disponen en sus sillas para tocar sus instrumentos, sin embargo, hay puestos que están reservados para aquellos que ya no viven en la ciudad, pero que cada año regresan a la ciudad musical a realizar su mejor concierto anual.
Rostros de una historia
Es difícil poner nombres y apellidos cuando todos han aportado un grano de arena para que la Mavare sea tan apreciada por la gente, sin embargo, se pueden plasmar algunos nombres que han sido representativos en la historia de esta orquesta, entre ellos: Miguel Antonio Guerra, fundador de la Mavare; Napoleón Lucena, el director con más tiempo en ese cargo; Juanchito Lucena, uno de los músicos más emblemáticos; Cheíta Quintana, una voz inconfundible de la Mavare; Fanny Graciela Velera, cantante y ejecutora del cuatro.
Este año, la Orquesta Mavare estará en la plaza Macario Yépez esperando -como cada año- a la Divina Pastora. En esos minutos, el orgullo, el gentilicio y la devoción crearán el efecto “piel de gallina” en los asistentes, quienes han visto pasar –y escuchado, claro está- uno de los momentos más emblemáticos dentro de la historia de la procesión a la madre de los larenses.