El presidente de Brasil, Michel Temer, pronosticó el jueves que la economía más grande de América Latina saldrá de la recesión profunda en la que se encuentra y que «derrotará a la crisis» el próximo año, incluso mientras la tasa de desempleo volvió a subir.
La economía brasileña se ha contraído seis trimestres consecutivos y la oficina de estadísticas de Brasil, IBGE, informó el jueves que el desempleo en el trimestre que concluyó en noviembre aumentó a 11,9%. La cifra es casi 3 puntos porcentuales más que la tasa del mismo periodo del año pasado.
Después de que se publicaron estos números, Temer dijo a periodistas que estaba muy preocupado por el alto desempleo, pero aseguró que las reformas aplicadas por su gobierno empezarían a cambiar la dirección del país en la segunda mitad del próximo año.
El Congreso ya aprobó un tope de gastos para hacer frente a un déficit grave y una iniciativa de reforma al sistema de seguridad social está avanzando en el poder legislativo. El gobierno también ha propuesto una reforma laboral.
Temer dijo que 2017 «será el año en el que se derrotará a la crisis… Creemos, según proyecciones económicas, que a partir del segundo semestre del próximo año, es muy probable que el desempleo caiga en función de las medidas que estamos tomando».
Los economistas esperan que la economía de Brasil vuelva a crecer el próximo año, pero tal vez solo por un margen pequeño. El desempleo, sin embargo, generalmente tarda en repuntar cuando hay recuperación económica, y la tasa de Brasil podría aumentar aún más antes de que doble la esquina.
Los datos del jueves mostraron que 12,1 millones de personas están sin trabajo. La tasa es la más alta desde 2012, cuando Brasil cambió la forma como mide el desempleo. Este indicador ha alcanzado records continuamente desde mayo del año pasado.
En parte porque la situación económica es muy grave, las reformas del gobierno han recibido un apoyo amplio en el Congreso hasta ahora, pero los escándalos políticos podrían dificultar cada vez más el gobierno del presidente Michel Temer.
Las acusaciones de que aceptó contribuciones ilegales en campaña —algo que él niega— incluso podrían retirarlo del cargo.