Para los habitantes de Bobare y toda la parroquia Águedo Felipe Alvarado, el año 2012 ha sido otro de frustraciones por el incremento de sus problemas de servicios públicos que no han sido resueltos por los organismos a los que corresponde.
Cualquier residente o visitante puede percatarse que a excepción de tres o cuatro vías del casco central, el resto de la población carece por completo de calles y las que existen no pueden recibir ese calificativo por el pésimo estado en que se encuentran, algunas intransitables.
Entre las barriadas donde los residentes llevan años exigiendo asfaltado para su vialidad figura Cujizal, al noreste.
“Estas calles no las han arreglado nunca; ni siquiera les han hecho las aceras, mucho menos asfaltadas”, dijo Ninoska Suárez, una de las vecinas.
La que mayor problema tiene es la principal, que se convierte en una laguna, y luego en un inmenso lodazal tan pronto cae un aguacerito.
En Cujizal las vías son un problema todo el tiempo pues en verano la polvareda lo cubre todo de amarillo y en invierno los barriales sólo permiten el paso de vehículos a doble tracción.
Ninoska Suárez también se refirió al suministro de agua potable y aunque admite haber mejorado últimamente con la incorporación de más camiones repartidores por parte de Hidrolara, no es del todo satisfactorio el servicio.
“A mí me traen tres pipas cada ocho días y las tenemos que usar bien, no malgastarla para que alcance”, indicó.
Pero no sólo en Cujizal imploran por calles dignas, pues la misma situación confrontan en La Democracia, uno de los barrios más antiguos de Bobare, así como en Las Colinas.
Allí también confrontan muchas dificultades para transitar cuando llueve, pues el paso de una quebrada provoca inundaciones en viviendas e impide a los habitantes de un sector pasar hacia el casco de la población.
“Esta es una situación que se ha denunciado muchas veces, pero ningún funcionario se ha preocupado por estas familias”, manifestó Luis Alfredo Gil, uno de los luchadores sociales más preocupados por la parroquia Águedo Felipe Alvarado.
Gil se solidariza con los vecinos cuando llueve por las penurias que deben pasar.
No pierde la oportunidad para referirse, una vez más, al problema del agua, que si bien ha mejorado gracias a las protestas públicas de la población, no puede ser calificada como óptima.
“Mientras no resuelvan el problema de la válvula de paso que nos manda el líquido a Bobare seguiremos dependiendo de los camiones cisternas”, afirmó.
Igualmente se refirió a la problemática de la vialidad rural que por falta de mantenimiento se encuentra intransitable, como ocurre con la vía hacia El Caimito y Matatere, pero igual a las de los caseríos ubicados al noreste de la parroquia.
También se requiere incremento policial, y una sede propia desde la que pueden actuar con mayor tranquilidad.
En general, en Bobare, los problemas son múltiples y en especial desde la alcaldía de Iribarren no les buscan solución.
Fotos: Luis Salazar