“… Nos despedimos de Juan Félix Sánchez y de Epifania y… regresamos a la Barbarie”.
Umberto Eco – De los Apeninos a los Andes como en una película de Sergio Leone.
Escritor y filósofo italiano, Umberto Eco, al despedirse del país fue entrevistado por un periodista, quien le preguntó: ¿Qué es lo que más le ha impresionado de Venezuela? y contestó:
“La arquitectura de la Universidad Central de Venezuela y el haber conocido a Juan Félix Sánchez”.
Al llegar a Europa este catedrático de múltiples universidades del Viejo Mundo escribió un artículo dedicado al “Gigante del Tisure”; “San Tejedor”; “Vale Juan”; o “Arquitecto de Dios”, como he denominado a… Juan Félix Sánchez.
Me hizo evocar a éste venezolano inmenso, un artículo plasmado en el inerte papel por el intelecto indiscutible del licenciado Jorge Euclides Ramírez, el domingo 18-12-2.016; donde la palabra escrita por la mano guiada por la mente sabia, describió la “barbarie” en la cual vivimos los venezolanos. Una situación de miseria inducida por fallidas y desfasadas políticas económicas qué, en el mejor de los casos, se podrían atribuir a la ignorancia pero, que parece provenir de un plan táctico perversamente estudiado. La narrativa de Jorge Euclides me sacó lágrimas de impotencia, angustia y dolor, pues constituye la dramática descripción de la cotidianidad de millones de seres humanos que viven en el país que ha poseído los dos productos lícitos más comercializados mundialmente y que han constituido la fortaleza económica y por ende social en muchas naciones: el petróleo y el café. Pero el sistema, presuntamente, ha destruido a la industria extractiva del negro hidrocarburo y exterminó en un 94,2% (según cifras anunciadas en rueda de prensa por el sindicato de trabajadores de Café Venezuela, el 22-01-2016) la producción de las cerezas que nos proporciona el negro brebaje; después de haber sido el primer país exportador de petróleo (en cantidad de barriles exportados) y de café (en cuanto a calidad). Barbarie que ha arrastrado en su crueldad a ciudadanos que otrora eran considerados participes de segmentos prósperos de la sociedad.
Los organismos, a quienes compete enfrentar la crisis venezolana, piden y hasta exigen un dialogo que no pasa de ser un soliloquio demostrado cada vez que se ha intentado acordar parar el daño que se está ocasionando al país que fue denominado por quienes la invadieron y conquistaron: “La Tierra de Gracia”.
Creo que sí vivimos en esa Tierra de Gracia, puesto que no la han podido devastar de un todo, y todavía disponemos de los elementos suficientes para resucitar la nación que parió a los Libertadores del mundo; sobretodo disponemos del capital humano necesario: científicos, profesionales, técnicos y mano de obra calificada.
Juan Félix Sánchez es el mejor ejemplo del trabajo creador que vence todas las dificultades por su propia voluntad para luego compartir con sus conciudadanos el producto de su esfuerzo. Edificó iglesias de piedra, bibliotecas y anfiteatros; tejió cobijas y ponchos de lana, sombreros de hojas de palmas, electrificó a San Rafael del Páramo, fue Juez de Municipio.
Utilizando cuchillos y cucharas viejas talló El Calvario; la Dolorosa; Los ladrones, Longino, y San Antonio entre otros santos, tan sólo para reverenciar al Todopoderoso, y dejar Una Huella Buena. Juan Félix donó toda su obra.
Realmente no había comenzado… la barbarie.
Resteados con “El Impulso…” #YABASTA. Un fuerte abrazo…