La época navideña es un momento de gran importancia para los comerciantes de la ciudad. En esta fecha gran parte de los venezolanos reciben el pago de utilidades, prestaciones o algunos bonos de fin de año, lo que se debería traducir en un notorio incremento de ventas comerciales; o años anteriores así era visto.
Periodistas de EL IMPULSO efectuaron un recorrido por el centro de la ciudad para observar el desenvolvimiento comercial en la semana previa a la Navidad, donde en fechas anteriores los comercios se abarrotaban de ciudadanos en búsqueda de los estrenos y regalos para los miembros de la familia.
Eulogio Mendoza por más de 30 años ha sido vendedor informal de ropa en la calle 28 con carrera 29, indicó que para el comercio este ha sido el peor año de toda la historia.
Relata que fue un año difícil para quienes no venden productos de primera necesidad, por el incremento de la inflación. Piezas de ropa que el año pasado costaban 3.500 este año valen 35.000 bolívares.
“Todos esperábamos con ansias este mes. Esta sería la fecha donde nos recuperaríamos y obtendríamos ganancias, porque últimamente todo lo que entra es para pagar la mercancía que debíamos y más nada”.
Milányela Aguilar vende zapatos y carteras en un local ubicado en la avenida 20. Asegura que en el mes las ventas habían iniciado con muy buen pie, pero las últimas medidas que ha tomado el Gobierno nacional convulsionó el mercado.
Destacó que al momento que salió de circulación el billete de 100 bolívares las calles estaban llenas, pero de gente que desesperada pasaban el día en las afueras de los bancos para tratar de depositar su dinero. Aguilar detalló que desde esa fecha los sistemas se encuentran totalmente colapsados, lo que hace en algunos casos imposible que pasen las tarjetas de débito o que abran las páginas a manera de realizar las transferencias bancarias.
“Ya de por sí son pocas las personas que gastaron sus aguinaldos este año en ropa o zapatos. Los pocos que nos querían comprar o no tenían efectivo, no les pasaba el punto o era imposible que nos transfirieran; todo se unió y lo que trajo como consecuencias pérdidas para todos los comerciantes en este año”.
A pesar de que el centro de la ciudad se observó colapsado por la inmensa cantidad de transeúntes que se encontraban en la avenida 20, que incluso le obstruía el paso a Transbarca, y la gran cantidad de choferes que transitaban la artería vial, las tiendas se notaron vacías.
Esmeralda Melo cada año estaciona su carro en la avenida 21, abre su maletera y vende juguetes para niños de todas las edades. En su consideración este año sus ventas disminuyeron en 90%. “Sí se ve una gran cantidad de personas en las calles pero casi todas andan es preguntando precios”.
En efecto, Aneris Montilla, se encontraba junto a sus hijos en el boulevard de la 20. La consumidora explicó que sus prestaciones se habían ido en comida.
“Con lo poco que me quedó me vine al centro. Ya hemos visto más de cinco tiendas de zapatos porque buscamos los sitios más económicos y los únicos que estrenaron algunas piezas serán mis hijos, ni un detallito compré para mí. Pero agradezco a Dios que al menos quedó algo para darle a mis niños”.
