Cardenales vuelve a la fiesta que lo esquivaba. Con antelación inusitada transpone la frontera hacia la postemporada con una impresionante faena de 17 ganancias en 22 encuentros.
Un equipo compacto, alegre y sin fisuras arribó ayer al triunfo 33, aplicando la misma medicina de toda su racha reciente, raciones de pitcheo dominante, bateo consistente y el trabajo brillante de los guantes, combinación que generó entusiasmo y acción colectiva en toda la escuadra. Entrega es la palabra con la cual Luis Dorante definió anoche la campaña actual, sumando once conquistas sobre quinientos.
Desde la tarea profunda del pitcheo, con Jorge Martínez manejando sus cinco innings de siempre, hasta un bullpen que ha ido creciendo desde el mismo calentamiento de la zafra. Del quinto en adelante los Tiburones solo pegaron tres hits y vieron desde la cueva la defensiva de altos quilates aportada por Paulo Orlando, cubriendo trechos grandes en el jardín central, y la emotiva llave de Ildemaro Vargas y Juniel Querecuto, facturando jugadas de calibre, entre ellas una que dejaron para el recuerdo.
Fue con una rolata de Heiker Meneses el camarero tomó de cabeza detrás de la base, pasó desde el suelo y de espaldas a segunda para que el campo corto con la mano sin guante doblara estupendamente en la inicial. Los dos tablazos de Carlos Rivero, ambos a mitad grada por la izquierda, matizaron la celebración en las tribunas.
El antesalista vive una segunda parte extraordinaria y va ya por 29 remolcadas y siete cuadrangulares. Primer objetivo cumplido para una divisa que promete, ilusiona y que tiene los ingredientes para llegar muy lejos en esta liga tan competitiva. El club que en este siglo ha sufrido para entrar en el grupo de clasificados ahora parece dueño de una mentalidad que lo había abandonado en años recientes.
El jolgorio de anoche en el campo es una muestra de la unión, la intención que ahora debe manifestarse al entrar en los momentos culminantes del torneo. Hay que continuar en busca del comando, asegurando un primer lugar que tiene validez en diferentes aspectos. Lara tiene motivos para vivir un momento feliz luego de tantas eliminaciones y sufrimientos.