Una de las quejas que más se producen entre los usuarios de dispositivos móviles es la que hace referencia a la escasa duración de las baterías en algunos de ellos. Una duración que además se ve incrementada con el paso del tiempo y el deterioro de la misma.
Esta merma en la capacidad de la batería se manifiesta en una disminución de la autonomía pero es que además esta bajada de horas útiles se ve acentuada por prácticas que muchas veces sin querer, llevamos a cabo en nuestros equipos. Por ello vamos a enumerar una serie de pasos con los que mejorar aunque sea ligeramente, la autonomía de nuestros equipos como medida previa a un posible arreglo global o una reinstalación del sistema.
La base es sencilla. Se trata sobre todo de no utilizar innecesariamente recursos que nos nos van a hacer falta en nuestro día a día o bien gestionar de la forma más adecuada posible aquellas funciones que tenemos que usar de forma obligada.
El primer paso seguro que lo habéis escuchado en alguna ocasión y consisten en quitar (si es que la batería es extraíble) la misma de nuestro dispositivo cuando los estamos usando conectado a la corriente eléctrica. De esta forma vamos a mejorar la vida de la batería eliminando un sobre esfuerzo innecesario generado por un aumento de la temperatura. Y es que aunque la batería cesa en su actividad cuando está carga, este exceso de calor es el peor enemigo de nuestra batería. Esto no quiere decir que no la usemos nunca, eso tampoco. Debemos usarla y cargarla de forma periódica pero no combinar batería y corriente de forma habitual en sesiones prolongadas.
Se trata de evitar un desgaste de las celdas, una perdida de capacidad de las mismas que se puede comprobar fácilmente si al desconectar de la corriente el equipo vemos un mensaje de poco tiempo de autonomía o si por el contrario esta se ha reducido notoriamente desde que lo adquirimos.
Cuidar las funciones del equipo
Tener activos recursos como la conectividad Bluetooth o Wi-Fi cuando no son necesarias también repercute en la autonomía. Si tenemos el portátil conectado por cable o no usamos periféricos Bluetooth, desactivar estas opciones en nuestro equipo pueden prolongar la vida sin tener que usar la carga eléctrica.
Otro aspecto básico es la pantalla del ordenador. Nos gusta mucho tener ese protector de pantalla tan chulo o dejarla activa durante tiempo aunque no la usemos. Error. Es conveniente tenerla sólo un tiempo prudencial activa, por consumo, autonomía y también por seguridad de nuestros datos. Un tiempo de 2 minutos y que esta pase a reposo puede ahorrarnos unos minutos de vida de la batería. Y lo mismo con el brillo. A no ser que resulte necesario, no es aconsejable tenerlo a tope ya que merma el consumo.
Rendimiento y aplicaciones
Los dos últimos aspectos a tratar hacen referencia al rendimiento y las aplicaciones. En el caso del primero algunos equipos cuentan con perfiles adecuados a distintos tipos de uso. Si por ejemplo vamos a jugar el equipo se adapta a un uso más potente con mayor consumo. Son perfiles que muchas veces podemos gestionar nosotros mismo y que por lo tanto podemos optimizar.
Si vamos así a navegar por la red no vamos a precisar una configuración a tope de todas las funciones y procesos de nuestro equipo. Se trata de ajustar el funcionamiento a cada momento lo mismo que por ejemplo hacemos en un coche con los modos de conducción.
Por otro lado es conveniente cerrar todas las aplicaciones que tenemos en segundo plano y que no resultan necesarias. Si por poner tres ejemplos no usas el programa del navegador para actualizar tu equipo, no quieres saber nada de Dropbox o por ejemplo tienes un gestor de correo… controla el arranque automático y el funcionamiento de los mismos para evitar un consumo innecesario.
Se trata sólo de unos pasos, de unos consejos, fáciles de seguir con los que podrás lograr una mayor autonomía de batería en tu equipo sin tener que recurrir a soluciones más drásticas.