Cinco días se cumplieron ayer desde que se averió la bomba principal del Hospital Central Universitario Antonio María Pineda (Hcuamp). Esto ha generado, entre otras molestias, retrasos en las cirugías y desmejoramiento del servicio del comedor.
Cuatro días acumulaba esperando por entrar al quirófano debido a una eventración la madre de Jennifer Silva. Ayer, como requisito indispensable para la intervención los médicos pidieron 10 litros de agua potable para la limpieza de los instrumentos y lavarse las manos. De lo contrario, no podrían operarla, contó la pariente.
Para otros casos menos urgentes no hubo ese tipo de exigencias, pero sí pausaron el procedimiento mientras se solventa el problema de la bomba. En el caso de una mujer con 33 semanas de embarazo trasladada desde Guanare los doctores prefirieron esperar, indicó la madre de la dama, Beatriz Amaya. Pese a esa orden, Amaya temía que su hija se complicara porque, ayer, cuando la vio le dijo que sentía dolores y había perdido la mayor parte del líquido.
La higiene, naturalmente, tampoco es la deseable. Los baños públicos están cerrados y los de los pacientes deben ser aseados con los tobos de agua que llenan en los tanques plásticos que la Gobernación instaló en la entrada del centro asistencial y suben los mismos parientes o visitantes de los enfermos por las escaleras.
Una mujer caroreña de nombre Naireth Carrasco calculó que diariamente baja a buscar el líquido entre cuatro o cinco veces.
Hay familiares seguros de que los olores son nauseabundos tanto en las habitaciones como en los pasillos y las moscas son una presencia constante en el recinto hospitalario desde que persiste la falla del agua.
La alimentación para las personas internadas también ha desmejorado. De acuerdo a la información aportada por los familiares, ayer, en el desayuno sirvieron un pan y un cambur; en el almuerzo, auyama, galleta de soda y requesón; y en la cena pan con queso y un cambur.
Por estas condiciones, comentó Silva, el fin de semana dieron de alta a 80 por ciento de las personas. Sin embargo, una doctora adjunta de la emergencia aseguró que la atención se mantiene igual.