El cuerpo de la periodista larense Moranela Ramírez, de 31 años, fue sepultado, ayer por la tarde, en el Cementerio Metropolitano de Cabudare. Amigos y familiares se reunieron antes en la Funeraria Metropolitana, donde se cumplió el velorio desde el sábado.
Alguien tuvo el tino de atar un globo colorido del ataúd, porque eso era ella. La alegría había encontrado en su sonrisa la mejor morada. Así lo reflejaba en la cotidianidad y en cada fotografía, como la que apretaba en el regazo su madre, ayer, antes de salir al camposanto.
No faltaron quienes se desbordaran en atributos para describirla. Entre ellos el director de medios del Consejo Legislativo del Estado Falcón (CLEF), Amílcar Briceño. Una profesional excelente, colaboradora, responsable y tan buena compañera de trabajo que supo ganarse la admiración de los colegas. Eso era Ramírez para Briceño.
Como amiga, dijo, era leal e incondicional. Resumirla en una oración, reconoció, no bastaba: “Mis palabras se quedan cortas para decir lo que era ella”. Para el CLEF, donde trabajaba la periodista desde hace tres años, el gremio, familia y amigos, agregó Briceño, “es una pérdida muy grande”.
La barquisimetana se mudó a la capital falconiana después de graduarse en la Universidad Fermín Toro y haber ejercido la profesión en su ciudad natal en varios medios de comunicación impresos. Cuando se estabilizó, su mamá fue a acompañarla en Coro. Era la mayor de dos hermanos.
En el CLEF fue coordinadora de las redes sociales y más recientemente se ocupaba de la producción y conducción del noticiero Parlamento Informativo de la emisora institucional Voz Legislativa 104.7 FM.
Falleció el viernes 2 de diciembre cuando se cumplieron 22 días de haber sido internada en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Alfredo Van Grieken, luego de que le dispararan en la cabeza.
No fue su novio
Familiares y allegados de la periodista quisieron aclarar que el autor del crimen no era su pareja. Solo era un conocido, enfatizaron. Su novio se llama Oswaldo Rivas y vino a Barquisimeto para despedirla.
Rivas declaró a EL IMPULSO que los unía una relación formal desde hace un par de meses y el día del suceso no estaba con ella. Aunque habían mantenido comunicación por teléfono no se veían desde el 6 de noviembre.
Se prevé que el presunto culpable, William José Martínez Gómez, el hombre que se ofreció a llevarla a su casa aquel día, acuda a la siguiente audiencia el 29 de diciembre.