El diputado suplente de la Asamblea Nacional (AN), Rosmit Mantilla, estuvo bajo prisión por dos años y seis meses. Durante este tiempo ─según cuenta─ fue objeto de torturas, de injusticias y constantes violaciones a sus derechos humanos que terminaron por exponer su vida, poner en riesgo su salud y vulnerar su integridad física, psicológica y emocional. No obstante, para él ─que recibió su liberación el pasado 17 de noviembre tras una fuerte complicación de salud─ este tiempo en prisión fue “la mejor experiencia de su vida”, le permitió afianzar sus ideales y fortaleció sus compromisos con el país.
Por esta razón ─y luego de su juramentación formal ante la AN─ asegura que la crisis estructural y humanitaria que vive hoy el país, los detenidos por razones políticas y las reivindicaciones de la población sexo-género diversa son sus primeras banderas de lucha, los pilares fundamentales de su agenda y las propuestas para encaminar la Nación, así lo puntualizó durante una conversación que sostuvo con la sala de redacción de EL IMPULSO.
─Diputado, Jean Paul Sartre, uno de los máximos exponentes del existencialismo francés, decía: “Estamos condenados a ser libres”, pero a usted lo condenaron a estar preso, lo encarcelaron y le robaron la libertad. ¿Qué ha significado esa experiencia? ¿Cómo se lidia con dos años y seis meses perdidos tras las rejas?
─La verdad creo que estuve condenado al éxito y que de alguna manera tenía que vivir esa experiencia. Fue muy cruel, dura y triste, pero fortaleció mis valores. En la cárcel me enamoré más de Venezuela; entendí que estaba ahí para visualizar el estómago del monstruo, para conocer de cerca la realidad que vive el país y para entender que la tortura es hoy una política de estado, que no tenemos separación de poderes, ni respeto a los derechos humanos (…) También, creo que nunca perdí el tiempo, fueron los dos años más productivos de mi vida porque trabajé muchísimo, me documenté sobre el tema de la tortura, en materia de derechos humanos, en las formas en que se pueden violar estos derechos y nunca paré de escribir, de entrevistar a las personas y de acercarme a sus realidades (…) sencillamente, fue la mejor experiencia de mi vida a pesar de lo rudo y lo cruel de las circunstancias.
─Ahora que habla de crueldad ¿cuál fue la situación más difícil que vivió?
─Hubo dos episodios muy fuertes. El primero cuando se ahorcó Rodolfo González, el aviador. Tuve que ver cómo lo torturaron psicológicamente y, por supuesto, su muerte. Luego, hubo una requisa donde rompieron imágenes católicas y nos aislaron durante dos horas en una sala. De allí, comenzó una huelga de hambre para exigir la liberación de mi compañero Gerardo Carrero que estaba en La Tumba. Uno de los comisarios del Sebin me encerró en un cuarto para leerme la Biblia, específicamente El Apocalipsis, y me decía que nunca más iba a ver a mi familia ni a mis abogados, que estaría condenado al aislamiento y que me llevarían a un penal. Creo que esos fueron los dos episodios más fuertes de mi prisión.
─Podría comentar lo que vivió la noche de su captura…
─Ese día fue el primero del resto de mi vida: fui secuestrado por el Sebin, me sembraron pruebas y minutos después estaba en una celda de 5 x 3 hacinado con 22 personas. A las 48 horas fui presentado ante los tribunales y allí me di cuenta de que todo era una farsa. No obstante, decidí vivir aquello como la gran oportunidad de mi vida, la gran oportunidad para mi partido y para que mi equipo de trabajo mostrara el verdadero rostro de este Gobierno (…) en otras palabras, ese secuestro marcó el inicio de una nueva etapa, me obligó a sacar el máximo potencial a las circunstancias que viví, y me renovó. Hubo mucho pánico porque soy un ser humano, hubo mucho miedo por mi seguridad y por mi vida, pero como te dije, decidí que fuese la gran oportunidad de mi vida y la aproveché el máximo.
─¿Y cuál ha sido el aprendizaje más significativo de esa experiencia?
─Que si eres venezolano eres mi hermano; ese ha sido el aprendizaje más grande. Dentro de la cárcel había venezolanos de toda índole, de todas las clases sociales, y de todas las corrientes políticas: chavistas, opositores, radicales, anti-partido, juveniles…pero todos confluíamos en la misma idea: construir una Venezuela de paz y de progreso
─¿Y qué fue lo primero que hizo al salir de la cárcel?
─Me fui a una clínica porque debían operarme y luego encontrarme con mi familia y con mis amigos. Creo que fue lo más emocionante pues una de las cosas que más me dolió durante estos dos años y medio fue estar lejos de la familia y de mis amigos, pero cuando los abracé de nuevo, me di cuenta que estaba libre.
─Y a propósito de la operación ¿cómo está su salud en este momento?
─Bien, ya me quitaron los puntos y la recuperación avanza satisfactoriamente. Gracias a Dios ya tengo un diagnóstico estable.
─¿Fue una pancreatitis?
─Sí, se me había colapsado la vesícula y me estaba afectando el páncreas. Entonces, cuando el Sebin me secuestra de la clínica, permanecí 10 días completamente aislado, soportando el dolor y sin mayores atenciones hasta que me operaron.
─¿Y cuál fue la razón de ese aislamiento?
─De forma cruel me decían que eran razones políticas; que debía aguantar la pela, así, de esa forma tan marginal me lo decían constantemente. Yo pedía que por favor me llevaran a la clínica porque literalmente me retorcía del dolor, pero ellos me lo negaban, me decían que no, que tenía que aguantar la pela, ese era el término que usaban.
─Al salir de la cárcel y encontrarse con la realidad de Venezuela, con su cotidianidad ¿cuál fue la primera impresión que tuvo?
─Me encontré con una Venezuela deprimida, triste, con hambre, sin salud, sin seguridad. Me impactó mucho, y me sigue impactando, cuando voy por las calles y veo a los venezolanos comiendo basura, escarbando para ver si consiguen algún tipo de alimentos (…) Por eso, más allá de frustrarme, creo que salí en el momento correcto para atender a los venezolanos, para trabajar por los presos políticos que son mi nueva bandera de lucha y para atender lo básico y lo prioritario que necesita mi país. Ahora más que nunca creo que es el momento de liberar a los venezolanos que están tan presos como lo estuve yo en el Helicoide; lo único diferente es que su cárcel está en las calles, en las colas, en el hambre, en la inseguridad, en la falta de medicamentos, y eso hay que cambiarlo.
─¿Cree que los presos políticos que aún están bajo arresto -más de 100 según las cifras de la Fundación para el Debido Proceso y el Foro Penal Venezolano- puedan gozar a corto plazo de la misma suerte que tuvo Ud.?
─Hasta los momentos tengo pocas expectativas. Nosotros estamos en Venezuela ante un gobierno represor, militarista, mafioso y delincuente con el cual no se puede dialogar; esto quiere decir que no hay condiciones para el diálogo, que las conversaciones no son sinceras y así, simplemente, no se puede. Los presos políticos que hay dentro del país están bajo secuestro.
─Entonces ¿cree o no en el diálogo?
─Sí creo. Creo en la gestión y en el diálogo sincero; pero justo ahora no hay condiciones para eso. Con un gobierno acusado de narcotráfico, acusado por la falta de medicamentos, que impide la apertura del canal humanitario e irrespeta a la AN, no se puede dialogar. Voluntad Popular cree profundamente en un diálogo, pero en un diálogo sincero, donde se den muestras de buena voluntad.
─¿Cuál es el llamado que hace al Gobierno nacional y a la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) con relación a ese diálogo?
─Mi llamado realmente es al pueblo venezolano para que se apodere del proceso de cambio. Yo creo que la calle pacífica y no violenta es la salida de este Gobierno, la salida a la inseguridad, a la falta de medicamentos y a las colas para comprar comida.
─¿Cuál es su estatus actual en la vida política del país, finalmente le concedieron libertad plena y podrá gozar de su inmunidad parlamentaria?
-No, mi libertad no fue plena, quedé bajo presentación. Debo ir a los tribunales cada 15 días porque la juez, violando flagrantemente mi inmunidad parlamentaria, así lo decidió.
─¿Por cuánto tiempo quedó establecida la medida cautelar?
─No lo sabemos, eso queda a discreción de la juez o de sus órdenes superiores como ella misma alega.
─Durante la juramentación que se realizó el día 22 de noviembre en la AN, usted también señaló que tiene un compromiso con la Nación ¿En qué se basa este compromiso?
─Como parlamentario, presionar para que se cumplan y se acaten las leyes, esa es nuestra función: legislar, controlar y denunciar. Seguiré denunciando ante la comunidad internacional lo que pasa en Venezuela, abarcaré el tema de la comida y la salud que también es prioritario, y seguiré trabajando por la comunidad LGBTI (Lesbianas, Gais, Bisexuales, Transexuales, Transgéneros e Intersexuales), ahí también quiero avanzar; traigo una propuesta que presentaré en los próximos meses y que tiene que ver con una reforma del código civil, conseguir el matrimonio igualitario, el cambio de identidad para las comunidad trans, entre otras cosas.
─¿Considera que el parlamento venezolano se abrirá ─de una vez y por todas─ el debate y a la reflexión en torno a este tema?
─El parlamento no puede estar por encima de la voluntad popular, el parlamento fue electo por y para los ciudadanos; por esta razón en febrero emprendo una gira nacional para hablar del tema; y luego, cuando finalice, espero que toda la sociedad civil, la comunidad LGBTI, los actores y activistas de las distintas asociaciones civiles, colectivos y agrupaciones me acompañen a la AN a introducir la reforma del código civil.
─Y ante los proyectos que ya están elaborados y presentados en el parlamento -como el caso del matrimonio igualitario que ya tiene su propuesta y que solo necesita la voluntad y la disposición de los asambleístas para ser revisada y aprobada- ¿cómo piensa manejar esa situación? ¿Va a comenzar de cero o va a profundizar en lo que se tiene?
─Vamos a seguir con la misma agenda, lo que hay que hacer es revisarlo, ponerle corazón y voluntad. Afortunadamente yo ya estoy en la calle y he comenzado a pautar reuniones con las organizaciones y sus voceros. Espero que muy pronto, en término de días, pueda comenzar a tocar el tema en las calles y en la Asamblea Nacional, donde también tengo previsto desarrollar una serie de foros internos e invitar a las comunidades y organizaciones para hablar sobre el tema y avanzar lo antes posible.
─Diputado, para acabar ¿reclamará justicia, o habrá un perdón para sus opresores?
─Yo busco justicia, y estoy seguro que el cambio viene de la mano con ella. Cuando llegue el cambio, ellos (los representantes del Gobierno nacional), tendrán que pararse frente a los juzgados y rendir cuentas. Lo importante es que en ese momento las instancias judiciales estén libres de presiones políticas y de partidismos para poder hacer justicia, y no solo para mí, también para los demás presos políticos y para los venezolanos que hemos sufrido las políticas de este Gobierno, políticas de tortura implementadas por el presidente Nicolás Maduro y que deben cesar de inmediato.
─Su mensaje final como activista LGBTI, como expreso político y como miembro del parlamento venezolano ¿cuál es?
─Como activista LGBTI estoy convencido que es la etapa de la inclusión para los venezolanos; por eso, para mi comunidad todo el apoyo y toda la fuerza que nos permita impulsar reformas y convertirnos en ciudadanos plenos. Con relación a los presos políticos es un tema de alma y corazón, debo y tengo que liberar a mis compañeros, a Leopoldo López que debe recorrer toda Venezuela si es posible, y al resto de detenidos que debemos incorporar a la vida nacional y representan el cambio. Y al venezolano de a pie, al ciudadano común, le digo que es el momento de tomar las riendas de sus propias acciones, de apoderarse del cambio y entender que la única salida a este Gobierno es la manifestación pacífica en las calles.
