“Dejemos de hacer las cosas propias de la oscuridad y revistámonos de luz, como un soldado se reviste de su armadura… Hermanos tomen en cuenta el momento en que vivimos. Ya es hora de que se despierten del sueño, porque ahora nuestra salvación está más cerca que cuando empezamos a creer. La noche está avanzada y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas y revistámonos con las armas de la luz”. San Pablo a los romanos.
Debemos tener conciencia de la situación que destruye al país de manera incontenible y, hasta ahora, creciente… inmisericordemente.
La grave crisis que nos ha sumido en el oscurantismo de una noche interminable, caracterizada por la presunta manipulación, censura, y/o autocensura de algunos medios de comunicación, se hace inaceptable e insostenible; el exacerbado control en la distribución de papel y demás insumos de la prensa escrita; la limitada intervención de quienes dicen la verdad en los medios audio visuales y la oprobioso injerencia en la publicación de las noticias, coartando el derecho de expresión, y más allá, el derecho a la información del acontecer diario, puede llevar a los venezolanos a la búsqueda de un falso mesías o vengador y, de esto ya tenemos suficiente experiencia.
La verdad, como resultado de análisis pragmáticos, obligatoriamente debe conducirnos a implementar la lógica y la razón para poder actuar con sensatez. Los diagnósticos se han realizado y disponemos de los planes necesarios y suficientes, para emprender la recuperación de la república; acotando, imprescindiblemente, que estos planes y proyectos han sido elaborados por el talento demostradamente probo que ha utilizado conocimientos y experiencias en demasía, avalados por el éxito comprobado, de quienes han contribuido, desinteresadamente, en su conformación.
El intervencionismo, e imposición de políticas, fracasadas y desfasadas, en la economía, más allá de fungir como ente regulador en su equilibrio, ha exterminado al aparato productivo, puesto qué:
“No existe sistema económico que haya logrado producir a pérdidas”.
Lo peor y de mayor gravedad es que la economía es la base fundamental de la calidad de vida de los ciudadanos. Un país que no produce para cubrir las más elementales necesidades de su población sino que los importa y, que su Producto Interno Bruto depende de la extracción del petróleo que se devaluó internacionalmente, en proporciones no previstas, esto, aunado a que, después de haber subido los precios del petróleo, en aproximadamente un 2000 %, no se tuvo la previsión de haber ahorrado en tiempos de las vacas gordas, y por el contrario, presuntamente, se despilfarro y se asaltó al erario público, diluyendo esa bonanza otorgada por el Todopoderoso, no puede tener otro resultado que la actual crisis por la cual atravesamos. He allí el porqué de la inflación descontrolada.
“Es un simple llamado a reflexión.”
Mientras la situación no se analice de manera franca no se podrán tomar los correctivos necesarios teniendo presente que, el periodo de recuperación, comenzará con medidas dolorosas, y no fáciles de entender, porque, en ese sentido, obligatoriamente, esas medidas tendrán que ser directamente proporcional al daño ocasionado durante los últimos 18 años.
Momento de recordar aquella famosa frase popularizada por el ex presidente de E.E.U.U. John F. Kennedy: “No te preguntes qué puede hacer tu país por ti, pregúntate que puedes hacer tu por tu país”.
