ESPECIAL Padres hacen sacrificios por actividades extracurriculares

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Las prácticas o disciplinas que desarrollan niños y adolescentes fuera de su horario formal de clases dentro de los planteles educativos, se conocen como actividades extracurriculares y según los expertos forman parten esencial de su educación.

Muchos padres conocen los beneficios que se derivan de los deportes, el baile, los cursos o talleres formación, las tareas dirigidas y las actividades recreativas, por tanto procuran ocupar el tiempo libre de sus hijos con alguna de estas alternativas.

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Sin embargo, debido al creciente proceso inflacionario que se vive en Venezuela ha hecho que muchas familias tengan que hacer grandes sacrificos para que los niños o niñas puedan continuar inscritos en la actividad de su preferencia.

La continuidad y éxito de la población infantil y juvenil en cada una de las áreas mencionadas depende en gran medida del compromiso asumido por los padres, de la logística asumida en el núcleo familiar para garantizar la asistencia diaria o interdiaria, y ahora, del ajuste necesario que se debe hacer desde el punto de vista presupuestario.

Las mensualidades de las academias de danza o ballet, de las actividades deportivas como fútbol, béisbol o gimnasia, de una academia musical y de los cursos o talleres, van en alza y a la par con la espiral inflacionaria que, además, ha incidido en el costo de la matrícula mensual de los colegios privados.

La situación económica es crítica y por ello muchos padres han tomado la determinación de elegir a la educación formal por encima de la extra-académica. Pero otros, como los consultados por EL IMPULSO, afirman que se esforzarán el mayor tiempo posible para mantener a sus hijos en ambas modalidades en función de los beneficios que obtienen los pequeños.

El incremento en el pago de las mensualidades oscila entre 100 y 450 por ciento, dependiendo de la disciplina o área.

Elena Quintana, tiene una niña de 13 años que ha desarrollado grandes habilidades en una conocida escuela de música en la que recibe clases de lenguaje musical, de piano y además participa en el coro. Asiste 4 días a la semana y durante este año escolar que recién inicia, la mensualidad se incrementó 430% pues pasó 3.000 a 14.000 bolívares.

“El colegio también incrementó su matrícula de Bs. 5.000 a Bs. 12.500 y tras evaluar mi presupuesto, decidí retirarla de música… pero su abuela en vista de la pasión que ha demostrado la niña, asumió el costo de la academia musical”, contó.

De su lado, Cecilia Arenas, relató que su familia destina 32.000 bolívares mensuales en la educación académica y extracurricular de su hijo de 12 años.

“El béisbol pasó de 2.500 a 7.000 bolívares, la natación estaba en 3.000 bolívares al cierre del año en julio y ahora el monto es de Bs. 6.000. Esa inversión se suma a las cifras variantes del costo mensual del colegio, la cual ha sido incrementada 3 veces entre junio y octubre de este año: en junio pagábamos 5.500, para la inscripción y mensualidad del nuevo año escolar nos dieron la cifra de 11.000 bolívares y tras los dos últimos aumentos del salario mínimo mensual, el monto se fijó en Bs. 18.900”, explicó.

Erika Abarca también tiene a su pequeño de 4 años y medio en una actividad extracurricular: fútbol y dijo que el año escolar pasado también participó en un curso de inglés, en una academia nueva ubicada en la Urbanización Nueva Segovia, “pero debido al alto costo, junto a mi esposo decidí dejarlo solamente en el área deportiva que tanto le gusta”.

Esa escuela de fútbol a la que Abarca se refiere cerró el año escolar 2015-2016 con una matrícula mensual de 2.000 bolívares. Pero, a partir del período en curso (2016-2017) el arancel subió a 4.000 bolívares. “Por fortuna, conseguimos cupo en un colegio subsidiado (de la Asociación Venezolana de Educación Católica, AVEC) y eso nos permite mantener la actividad extracurricular, aunada a los elementos que integran el gasto mensual familiar (alimentos, medicinas, pago de servicios, entre otros)”.

Daniela Torres es otra madre que confesó que pese a que devenga más de dos salarios mínimos, debe hacer sacrificios para pagar el colegio y la actividad adicional. “Este año escolar el pago del colegio casi llega a los 30.000 bolívares y la gimnasia de la niña inició en 4.000 bolívares mensuales, pero nos acaban de notificar de un aumento fraccionado que ubicará la cifra en 5.500 bolívares”.

Otro factor que se suma al costo de la matrícula costeada por los padres y representantes viene dado por el alza en los precios de los implementos deportivos, calzado, telas utilizadas para los uniformes y para la elaboración de los trajes empleados en las presentaciones de danza, entre otros elementos que giran entorno de estas actividades extracurriculares y que requieren de recursos económicos.

Disciplina, socialización y desarrollo de competencias

El psicólogo infantil Carlos Viscuña se define como un defensor de las actividades extra-académicas de cualquier naturaleza: deportivas, culturales, musicales o recreativas que impliquen pertenecer, por ejemplo, a un grupo de boy scouts.

“Todas son importantes y forman parte de la educación de los niños y jóvenes”, explicó en conversación telefónica con EL IMPULSO.

Según el especialista en desarrollo evolutivo y desarrollo escolar, las herramientas que éstas ofrecen vienen dadas por la adaptación e integración social que fomentan al agruparlos por edades cronológicas y según sus competencias o habilidades.

“También ayudan al desarrollo de un lenguaje comprensivo, puesto que los entrenadores, profesores o instructores generalmente utilizan una forma de comunicación técnica al momento de dar sus instrucciones. Se trata de comandos simultáneos, sin reiteraciones innecesarias”.

Las actividades extracurriculares facilitan las competencias madurativas, intelectuales y cognitivas.

“En la medida que los niños y jóvenes se apropian de ese lenguaje técnico comienzan a manejar nuevos códigos asociados al lenguaje, que son diferentes a los utilizado por sus padres y maestros”.

Estos niños y jóvenes tienen mayor capacidad de atención y concentración, a la vez que son más despiertos y pueden manejar con facilidad el tiempo y el espacio.

“Para participar en estas actividades deben desarrollar una rutina diaria, con un promedio de dedicación de una hora diaria, dos o tres veces por semana, que podría prolongarse cuando se incluyen competencias o presentaciones”.

Los beneficios también se extienden a los padres, quienes pueden socializar con otros representantes que también creen en la estimulación extra de sus hijos.

“De igual forma, ayudan a limitar el tiempo de ocio y de exposición a las redes sociales o programas de televisión. Y si surge una pasión, el resultado puede ser la federación en alguna disciplina deportiva o cultural que se traduce en beneficio de ley para la educación formal, en posibles becas en el extranjero”.

Frente a los costos, Viscuña asegura que siempre existen opciones e invita a los padres a revisar las ofertas de las casas de la cultura y los centros deportivos públicos como el Polideportivo Máximo Viloria y el Aquilino Juares, o bien las ofertas en cursos de ajedrez y de inglés, en función del presupuesto familiar.

“Incluso hay colegios o instituciones públicas que ofrecen actividades extra en las tardes”, comentó.

El esfuerzo vale la pena, según el especialista, quien a la vez recomienda atender siempre el gusto del niño o niña y evitar utilizar esa actividad como castigo o recompensa por su comportamiento.

Luchan por mantenerse

Las academias de danza, los centros deportivos y recreativos, necesitan de recursos suficientes para mantenerse operativos, de allí que apelan al incremento de matrícula para hacer frente a la inflación.

Sin embargo, muchas veces estas medidas se traducen en la disminución de la matrícula estudiantil y ello deviene en un posible cierre.

“En septiembre de 2015 inscribí a mi niña en una academia de danza en Cabudare (antes estaba en Barquisimeto pero debido a problemas logísticos decidimos cambiarla) y vivió un año excelente, en el que aprendió y avanzó bastante. Este año, tras un mes y medio de clases, la academia cerró sus puertas por baja matrícula”, relató Ana María Uzcátegui.

La directiva de la institución alegó que no se inscribieron ni 20 niñas y por ende, el dinero no alcanzaba para cubrir el costo de alquiler y el pago a la profesora, pese a que habían incrementado el monto en un 100%.

Pero pese a estos inconvenientes, en la región existen muchas academias que luchan por mantener sus puertas abiertas y ofrecer un servicio de calidad.

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