La Suma Teológica es un tratado escrito por Santo Tomás de Aquino, concebido como un manual para la educación teológica. Es la reflexión sobre el proceso de la maduración humana, considerado desde la función de la educación. Allí se expresa que el educando pasa a ser un sujeto que conoce, reflexiona, critica, participa y propone activamente en el proceso de enseñar y aprender. Con ello se inclina al progreso social y a la democracia económica y política de las comunidades.
El proceso de aprendizaje permite al estudiante renovarse constantemente. Es un espacio que se construye participativamente, expresa las necesidades y expectativas de las personas y se personaliza en cada sujeto. El proceso educativo debe llevar a una educación de calidad que asegure a los educandos los conocimientos, capacidades, destrezas y actitudes para aplicarlas en la vida adulta.
Pero la realidad educativa venezolana dista mucho de los planteamientos del santo italiano, nuestro sistema se encuentra en crisis, desde lo estructural hasta su práctica educadora. Esta educación establecida por el régimen de turno está desconectada de la realidad que vive nuestro pueblo en los ámbitos social, cultural y político. El sector educativo vive con angustias: marginado, oprimido y sufriendo día a día los efectos de la escasez de alimentos y con pocos bolívares en el bolsillo para comprar los útiles escolares. Recientes estudios de investigación, realizados en todo el país, revelan incrementos en desnutrición escolar, tanto en niños como en padres o representantes. Un gran porcentaje de ellos se va a la cama sin comer. Con políticas de hambre Venezuela se precipita aceleradamente en la pobreza, aumentando en una forma espantosa los hogares en condición de indigencia.
Desde esta trinchera social y política hago votos porque el nuevo año escolar sea de mucho provecho académico para maestros, educandos, padres y representantes. Que las aulas de conviertan en un pasaporte hacia el futuro y en un escudo contra la pobreza.