Jesús Montero saltó de un extremo al otro. Pasó de tres ponchados, dos de ellos con corredores en posición anotadora, a caudillo de un encuentro que Cardenales rescató al final.
El fornido carabobeño enganchó en cuenta favorable un envío de Austin Adams y tronó sencillo al centro con tres en bases, generando una victoria que, ojalá, sea el despertar de tan aletargada ofensiva.
Lara no bajó el empeño detrás en la pizarra 6-3 y Jairo Pérez fue el encargado de acercar y empatar. Se la sacó a Armando Rivero por la banda izquierda y niveló a seis con hit de casa llena en el noveno.
La banda guara perdía 1-0 y luego estuvo arriba 3-2, antes de ver fracasar a sus intermedios en el séptimo, un tramo que ha resultado terrible para el club, con 17 marcas toleradas. Nuevamente estuvo por debajo de lo esperado el promisor Osmer Morales. Posteriormente se observó otro buen trabajo de Jesús Parra al sacar un cero interesante en el octavo, y luego el debutante Austin Fleet pudo, con dos a bordo en el noveno, eliminar a Alex Cabrera y Dariel Álvarez.
La candela también estuvo a cargo de Juniel Querecuto, quien disparó trío de cohetes, uno de ellos en el noveno, y el buen turno de Elvis Escobar como emergente frente a Ronald Belisario, respondiendo entre 3 y 2 con cañonazo al centro, planteando la necesidad evidente de verlo a diario en la alineación.
Cardenales necesita con urgencia producir de acuerdo con las credenciales que tiene la tropa. Quizá un triunfo como el de anoche haga revirar de manera contundente al corazón de la nómina. Temprano, Gustavo Molina había puesto arriba a su equipo 3-2. Mientras tanto, el mánager Dorante intenta conseguir la formación ideal o algo que se le parezca.
Cardenales tratará de cerrar octubre con saldo positivo y ello solo será posible con par de triunfos frente al Magallanes. Los .500 otra vez están a tiro y el encargado de atraparlos será el crédito Raúl Rivero esta tarde en Valencia.