Periodistas, ex militares y ex gerentes de la industria petrolera de Venezuela realizarán una votación simbólica el domingo 7 de octubre en un restaurante en Miami, donde creció la mayor comunidad de venezolanos en el exterior durante el gobierno del presidente Hugo Chávez.
«Esperamos concentrar entre 400 y 500 personas en este acto simbólico, moralista, para participar de alguna manera en lo que creemos van a ser unas elecciones históricas para Venezuela», dijo a la AFP el ex teniente José Colina, presidente de la organización con sede en Miami llamada Venezolanos Perseguidos Políticos en el Exilio (Veppex).
Según Colina, «nada más en Miami tenemos más de 4.500 personas con asilo político aprobado y solicitudes de asilo». «Ahora lo que queremos es participar porque nos han violado todos nuestros derechos, no nos dejaron inscribirnos, no nos dejaron votar, nos cerraron el consulado, nos sacaron del país por persecución política y este es un momento histórico para Venezuela».
Opositores políticos o personas que no pudieron viajar a Nueva Orleans, la ciudad del Estado de Luisiana situada a más de 1.300 km de Miami donde votarán los 19.542 venezolanos inscritos en el circuito electoral de Florida, están invitados a esta jornada de monitoreo y votación simbólica que se realizará en la ciudad del sur de Florida, donde viven más de 200.000 venezolanos.
Las actividades, que incluirán música en vivo, comida típica y contacto con medios de su país, se realizará en El Arepazo, un restaurante donde se reúne la comunidad en la ciudad de Doral, aledaña a Miami y conocida popularmente como ‘Doralzuela’ desde mediados de la última década, cuando llegó un gran número de venezolanos a Florida.
«Vamos a estar monitoreando el proceso electoral con nuestras fuentes en Caracas y siguiendo la jornada a través de Globovisión», el canal venezolano abiertamente de oposición al chavismo.
De acuerdo a Veppex se estima que existen unos 20.000 venezolanos en el mundo que están bajo la condición de exiliados políticos, o viven como refugiados en Canadá, Costa Rica, Perú, Panamá y España, además de Estados Unidos.
Varios de los que viven en Miami, eran gerentes de la petrolera estatal PDVSA cuando apoyaron el Paro Petrolero entre diciembre de 2002 y principios de 2003 que según el gobierno venezolano buscaba el derrocamiento del presidente Chávez con apoyo de Estados Unidos.
De acuerdo a la oposición, aquella paralización de la principal industria del país obedeció a conflictos laborales entre el gobierno y los empleados petroleros que se oponían a una nueva política de asignación de cargos a dedo.
La Mesa de la Unidad Democrática (MUD) de Miami, que respalda al candidato Henrique Capriles, espera que al menos la mitad de los 19.542 venezolanos inscritos en el consulado de Miami, que viven en Florida, Georgia, Carolina del Norte y Carolina del Sur, se trasladen el próximo domingo a Nueva Orleans.
Los electores acudirán de manera particular, en caravanas de amigos y con algunos vuelos charters o autobuses financiados por donaciones para miles de personas que no cuentan con recursos económicos para llegar a Nueva Orleans.
El gobierno venezolano cerró el consulado de Miami en enero, después de que el departamento de Estado expulsara a la cónsul Livia Acosta Noguera. La decisión se produjo luego de una grabación que implicó a la funcionaria en un presunto complot iraní contra Estados Unidos.
Las autoridades venezolanas señalaron a José Colina como impulsor de ese video que terminó con el cierre del consulado en Miami.
«Yo no participé en ese video, lo que sí hice fue apoyar la denuncia que se hizo ante el departamento de Estado porque la cónsul estaba acusada de labores de espionaje internacional», dijo Colina a la AFP sin revelar sus fuentes.
Colina integró un grupo de 130 militares que se declaró en desobediencia contra el Gobierno de Chávez en la Plaza Altamira en diciembre de 2002.
Foto: Archivo