Estas nos dan una información sobre la personalidad de quienes se relacionan con nosotros, cuando expresan sus actitudes y sus sentimientos hacia las personas que les acompañan. Observar la postura de los demás puede resultar entretenido, ya que es una clave no verbal más por descifrar.
Estudiar la postura de un grupo de personas que discuten entre sí puede ser muy interesante, pues podemos detectar incluso, quien está en contra o a favor de quien habla. Generalmente, los que opinan lo mismo acabarán por sentarse del mismo modo. Por otro lado, cuando una persona está a punto de cambiar su punto de vista, también cambiará la posición de su cuerpo, reacomodándose.
El cuerpo también se utiliza para establecer límites. Por ejemplo, uno puede interrumpir violentamente una conversación dando la espalda al interlocutor o girando la cabeza hacia el lado contrario. Si una persona cruza los brazos sobre el pecho aparenta timidez, frialdad o pasividad. En cambio, si lo brazos caen a los lados el cuerpo, se muestra más abierta y accesible.
La postura puede ser una manera de mostrar el agrado o desagrado hacia los demás. Normalmente, estando sentado, una persona que muestre agrado hacia su interlocutor se inclinará hacia adelante, si por el contrario, siente desagrado, se echará hacia atrás.
Una de las partes de nuestro cuerpo más expresivas son las manos. Cuando superponemos la mano derecha sobre la izquierda, buscamos la autoafirmación y la imposición. Si colocamos la izquierda sobre la derecha mostramos un predominio de la vida interior.
En cuanto a la forma de tender la mano para estrecharla, si se hace de un modo directo y resuelto, es una muestra de carácter abierto y decidido; si se hace de un modo indeciso, indica indiferencia, cautela o desprecio; si se estrecha de modo dubitativo, se da la señal de ser de carácter temeroso y acomplejado.
Las manos cruzadas sobre el pecho indican humildad y resignación; las manos cruzadas por detrás de las espalda, reflexión y concentración; las manos sobre las caderas, desafío; las manos en los bolsillos, carácter al que no le gusta confiarse.