Juego que produce mal sabor ese de anoche. Los males se juntaron en medio de un slump trepidante. El bateo inconsistente, marca en la joven temporada, amalgamado con deficiencias defensivas y un corrido de bases que dejó la posibilidad del triunfo ahogada en el noveno tramo.
Aún con la artillería mojada casi totalmente y con los pecados cometidos en diferentes órdenes del juego, pudo sacarse un triunfo frente a un club que tuvo buen trabajo al campo para rescatar del hoyo al taponero Hassan Pena, sin nada en la bola.
Lara sumó dos boletos, dos sencillos y un doblete en el noveno, pero solo anotó par de veces porque a Maikol González lo fusilaron en tercera con el empate rodando, y a Jairo Pérez en el plato con la misma igualada en sus piernas, quizás por no estar un emergente en su lugar. Atrás quedaron chances notorios como la situación de corredores en tercera y segunda sin out en el séptimo, y cuatro batazos para doble play en la primera parte.
Querecuto y Ravelo se embasaron seis veces, pero en el medio de la lista aún no ocurren cosas importantes. La tercera del Magallanes, la decisiva, fue más por pifias mentales, que por acción del rival. El abridor John Kuchno hizo méritos para ganar y como ha ocurrido con la mayoría de los abridores no pudo hacerlo. Los tiradores de rotación llegaron a 30 innings en cinco salidas con apenas seis anotaciones recibidas.
Falta un toque de buena pelota y de suerte para este lado. El tablazo de Giménez en el noveno, con dos fuera, pudo voltear la pizarra y no se fue por centímetros. Pero, a la chiquita, son los toleteros los que tienen que poner el despertador a funcionar. El lineup más respetable de la liga tiene el promedio más bajo entre los ocho concurrentes.
Los Navegantes batearon menos y lograron más. Veremos que fórmula tendrá Dorante para inyectarle vitaminas a sus cañoneros. A ganar dos en casa para hacer olvidar noches tan negativas como esa de la derrota 3-2 en Valencia.
