Aventurera, positiva y enérgica son algunas palabras que definen a esta chica todo terreno, que un día se encuentra en Adícora, al siguiente en Los Roques y al próximo en el estado Mérida. Con un estilo de vida que la hace plenamente feliz, María Eugenia Liriano Rodríguez, conocida cariñosamente desde pequeña como Maru, es una ingeniera en petróleo que descubrió su verdadera pasión y lo que quiere enseñarle a los venezolanos: hacer turismo
Con sólo 25 años Maru finalizó su carrera en la Universidad del Zulia, convirtiéndose en el primer miembro de una amorosa familia en romper el molde, donde la medicina fue la carrera escogida por sus padres y sus tres hermanos. Exitosa y ágil en todas las áreas, sentía atracción por la arquitectura y el diseño gráfico, pero según sus influencias no serían esas profesiones las más rentables y por eso observó que el petróleo al ser un recurso esencial en el mundo, sería una buena vía y se preparó para ello. Trabajó en Petróleos de Venezuela Sociedad Anónima (PDVSA),durante dos años y aunque le iba bastante bien, al ver de cerca en las petroquímicas el nivel de contaminación y la ambición que habla por sí sola en su profesión, entendió que su pasión por la naturaleza era mayor y renunció a su primera y “gran oportunidad laboral”. Así fue como tomó la decisión de girar su mente hacia los lugares donde la naturaleza abunda.
Primeras escapadas
Para Maru salir de Barquisimeto y estudiar en Maracaibo significó una gran hazaña, donde comenzó a valerse por sí misma en una residencia de señoritas donde debía además de estudiar, realizar todos los quehaceres. Pero de cierta forma, esta carrera que asegura aún “disfruta y es muy bonita”, fue una oportunidad para conocer a muchos venezolanos que al igual que ella viajaban desde otros estados del país para estudiar. “Todos mis compañeros eran foráneos y por eso comencé a viajar a las casas de sus familias cuando me invitaban”. Al principio era el estado Trujillo el destino, cuando los padres de una compañera las buscaban para pasar el fin de semana y poco a poco fue conociendo. “Llegó un momento donde perdí el miedo y comencé a viajar sola en autobús, pero mis papás no sabían”. Durante toda la carrera experimentó el hecho de sentirse libre y conocer el mundo, hasta estar segura de que “eso era lo suyo”.
Para su familia era extraño no ver a su hija ni siquiera los fines de semana, porque prefería viajar directo a Cuyagua, Choroní o a Mérida, así que la explicación que siempre le dio a sus padres y hoy cuenta de forma jocosa fue: “tengo sed de conocer, he compartido 17 años con ustedes denme libertad”.
El hobby por conocer
Como toda mujer arriesgada, no tiene problemas en empacar un par de cosas para salir a conocer cualquier rincón del mundo y al volverlo frecuente, empezó a hacer amistad con dueños de operadoras turísticas, agencias y posadas. En ese tiempo solía pagar un primer paquete y tal vez por su ímpetu y como ella dice “buenas energías”, esas personas le decían que tenía puerta abierta para cuando quisiera regresar. Sus amigos comenzaron a realizar los viajes con ella, hacia Canaima, La Gran Sabana o Roraima y sin querer por diversión se fue convirtiendo en una especie de asesora turística, ya que no buscaba clientes sino divertirse con personas cercanas, aunque para ella el sólo hecho de recibir un viaje como regalo era y es “¡lo máximo!”. Al paso del tiempo fue aprendiendo de qué se trata el mundo turístico, gracias a un amigo que estudió esta profesión y le enseñó algunos conocimientos básicos. Pero sin duda la mayor experiencia sonsus propios viajes como la mejor pasantía, de los cuales uno de sus mejores destinos ha sido recorrer los ocho picos de Sierra Nevada en el estado Mérida durante quince días, que pudo “coronar” y llamar a su mamá el 24 de diciembre hace unos tres años, para desearle feliz navidad desde el Pico Bolívar.
¿Estilo de vida?
Más que un estilo Maru define viajar como una etapa que comenzó a sus 25 años. Actualmente con 28 siente que ha crecido profesionalmente en esta área que disfruta y ha sabido aprovechar con las redes sociales y la forma como plasma sus historias. Con sus cámaras y su teléfono inteligente se encarga de brindarle a sus seguidores una experiencia única de vistas inigualables de algún salto en Canaima, el pico de una montaña o la soledad de una playa lejana, las cuales edita “para que se vean lo más cercano a como la percibe su ojo en la realidad” y que decidió hacer al darse cuenta que muchas personas por sus condiciones físicas y ritmo cotidiano no tienen el tiempo o los recursos para visitar esos lugares y por eso les obsequia una buena imagen, acompañada de frases o poesías producto de sus lectores porque se considera un “ratón de biblioteca”, especialmente cuando se encuentra en esos lugares mágicos como Isla La Tortuga, donde la conexión con la naturaleza describe como mágica.
El amor de una mochilera
No cualquier persona se adapta a tener una novia o compañera que viaje todas las semanas y se quede sin conexión móvil durante diez días porque está escalando un pico. Hasta ahora no ha llegado una persona que se acople a esta vida y forme una relación estable pero según Maru “llegará o ya llegó pero no me he dado cuenta”. Su pareja ideal tiene que entenderla fácilmente y tener un corazón aventurero para permitir una relación flexible, ya que “detesta los hombres básicos que no saben el concepto de disfrutar la vida”. Sin embargo, confiesa que tiene a alguien en su mente pero en este momento cada quien está enfocado en sus proyectos, “pero estamos conectados”.
Ocho horas…en peñero
Entre tantas anécdotas, quiso compartir la vez que recibió la invitación para visitar Isla La Tortuga en peñero. Su respuesta afirmativa no se hizo esperar y a la salida se unieron amigos de San Cristóbal, Maracaibo y Margarita. De pronto comenzó una tormenta y recibió una llamada para reconfirmar el viaje ya que era riesgoso. Pero al reunir a todos sus amigos en un solo lugar y no poder ir en otro momento cercano, su pregunta fue ¿qué es lo peor que puede pasar, ahogarnos? Salieron en peñero, pero lo que desconocían, es que el viaje se extendería por ocho largas horas, entre olas gigantes, lluvia y un montón de agua que tragaron. “Casi todos vomitamos, pero lo importante es que logramos llegar bien, aunque hubo dos tormentas más ese fin de semana”.
Venezuela tiene mucho que dar
Enamorada de las bellezas naturales, es partidaria como muchas personas del potencial que tiene el país para convertirse en una potencia turística, pese a que reconocer las mejoras que hacen falta, como un buen sistema de seguridad en el país y la restauración de muchas áreas. Por ello, recientemente en alianza con otros grupos empresarios realizaron una jornada de rescate en el Cerro Santa Ana, un punto vital de la Península de Paraguaná, donde unas 60 personas incluyendo rescatistas de El Instituto Nacional de Parques, se unieron para recoger basura, cambiar cuerdas dañadas por el agua y planificar planes como este en las playas que más lo necesitan, porque lo más importante es “motivar a la gente de nuevo y aportar sin esperar que vaya algún organismo a repararlo”.
Más allá…
¿Qué te motiva a viajar? La adrenalina de estar en un lugar que no conozco y salir de mi zona de confort. ¿A quién conoceré? ¿Qué me toparé?
En un viaje a la playa: traje de baño, lentes, bronceador, desodorante, cepillo de diente y un cambio de ropa.
¿Eres religiosa? Una cosa es la religión y otra la doctrina religiosa. Me las sé todas pero son para controlar hombres, por lo tanto creo en un ser superior al que llamo Dios para no entrar en discordancia con la sociedad. Aunque me criaron con la religión católica, creo en la unión espiritual de dos personas, pero mi boda será en una playa en Venezuela sin duda.
Conocer antes de morir: El Salto Ángel, es un lugar ancestral donde las personas vuelven diferentes. Ese es el destino que yo más vendería de mi país.
Ríos: los saltos de todos los tepuyes, de La Gran Sabana, Aponwao, Oasis, Velo de Novia, Salto Ángel.
Playas: La Tortuga, La Blanquilla, Los Roques, Morrocoy, Adícora.
Donde vivirías si tuvieras que elegir: Venezuela
Destinos en la lista: mochilera a conocer Bali, Indonesia, Tailandia e India. De los países cosmopolitas me faltan China, Japón y Rusia.