Productores que acostumbraban vender su mercancía en el Mercado Mayorista de Barquisimeto (Mercabar), ahora cargan los camiones para despacharla en puntos estratégicos del país.
El Rodeo, El Tocuyo, Pavia y El Cují, se han convertido en epicentro de la comercialización agrícola en Lara. Sin intermediarios, los productores ofrecen sus productos a menores precios.
La cebolla, el tomate y pimentón, también se están vendiendo desde Quíbor, municipio Jiménez, donde aseguran que “mientras más barato, más rápido se sale de la mercancía”.
El centro de Barquisimeto, así como las carreras 15 y 17 y 18, se han convertido también en corredores viales donde comprar hortalizas y verduras. Productores con sus camiones ofrecen combos y ofertas en cebolla, auyama, tomate, plátano y frutas, lo que a juicio de la directiva de Mercabar es una “informatización” de la venta de dichos rubros. Los efectos de tales cambios, se reflejan en las entradas y salidas de Mercabar.
Alexander Reyes, merideño con familia en Barquisimeto, se apuesta en la intercomunal Cují-Tamaca y vende en tres días o menos, los 3.000 kilos de plátano con los cuales carga su camión 350.
Vende por bolsas (2 kilos por Bs. 900) o en cestas a bodegueros y minoristas. Aseguró que las ventas es más rápida y tiene menos pérdidas.
Al consultarle a vendedores de la ciudad y suburbios, por qué han decidido no ingresar Mercabar, para realizar la venta como de costumbre, es decir desde La Playa, comentan que la militarización y los constantes requisitos, no solo representan retardos en sus labores, sino que también corren el riesgo de decomiso de la mercancía, lo que representaría cuantiosas pérdidas. Ante el temor, venden sus productos en la calle.
Rubén Ramírez, quien traslada la patilla de El Tigre, de una siembra familiar, manifestó que desde hace dos meses no visita Mercabar, entre otras razones, por los rumores de represión y control por parte de cuerpos de seguridad allí instalados.
Añadió que la falta de semillas e insumos es otras limitantes que afectan sus ventas, ya que cada vez es menor la oferta.
Por su parte, Gregorio Jiménez, también vendedor informal, sostiene que la mercancía del campo, sin importar su origen, ha comenzado a pasar, directamente, a Maracay y Valencia.