Capitalismo Lunar – Esclavos del azar

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Es uno de los tantos síntomas de la destrucción institucional que ha adelantado el chavismo. La ausencia de certidumbre en el funcionamiento de cualquier cosa. La inexistencia de respuestas lógicas y coherentes de la estructura estatal ante los problemas más urgentes del venezolano. La “revolución” ha erosionado las reglas, las normas, las leyes, usos y costumbres para reemplazarlos por instancias del partido oficial que se encargan de intentar administrar y hacer funcionar los servicios públicos, no sin antes incorporarle a su prestación dosis de persecución e intolerancia, ejemplos del pensamiento único y del autoritarismo rojo.

Agua. Aseo. Energía eléctrica. Educación. Salud. Seguridad. Puras abstracciones para una gran mayoría de venezolanos.
Cuando la Constitución deviene en papel higiénico para el gobernante, la Ley se convierte entonces en una ficción, en un chicle interpretado a conveniencia por el régimen en el poder, escupido en la cara de quienes exigen su cumplimento. Quienes controlan las estructuras económicas y sobre todo las armas y el poder coercitivo, convierten al gobierno en un régimen de facto, donde la fuerza represiva y la violencia como política oficial, sustituyen el rol de la Ley y los contrapesos y libertades que definen a un modelo político como democrático.

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El personalismo como rasgo nocivo de los modelos populistas y autocráticos, convierte la voluntad del caudillo o del dictador, en ley y norma en cuya imposición se desnaturaliza la burocracia estatal. En el caso actual venezolano, lo militar se erige como soporte de un régimen de facto, que pretende evitar su desmoronamiento apoyando su ilegalidad, copando, ocupando e interviniendo, con orden cerrado y mentalidad cuartelaría, los espacios y empresas que hacen grandes esfuerzos por seguir produciendo.

En ese contexto, el bloqueo que un gobierno de creciente talante tiránico como el de Maduro impone al proceso revocatorio, pone a prueba no sólo las reservas democráticas de la sociedad venezolana, sino a una dirigencia opositora que aspira presionar democráticamente y como conductores de un deseo mayoritario de cambio en la población, a una élite militar-civil que ya no es democrática. La opacidad informativa, la propaganda roja y la desesperanza, colocan el foco en ese elemento del discurrir fortuito, en el suceso sorpresivo o en un golpe de suerte, que algún mesiánico actor individual o colectivo impulsará, y que generará un cambio mágico en la correlación de circunstancias que están trancando hoy el cambio político.

Si la sospecha de condiciones, plazos y fechas adversas, y criterios ilegales impuestos sobre la marcha para la recolección del 20 % de las voluntades, se concretan y son anunciadas por el CNE, el debate posterior en el mundo opositor girará en la aceptación o no de tales condiciones, y en la posibilidad cierta y clara o remota y desechada, por decisión del gobierno, de cumplir la Constitución y permitir la realización de revocatorio este 2016.

En el fondo, aun quienes actúen con la libertad de su conciencia y el deseo de superar esta tragedia en forma de gobierno, todos seguimos siendo esclavos del azar.

@alexeiguerra

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