Las personas nos gusta ser apreciadas. Por esta razón, cuando más aprecies a los demás y demuestres tu afecto, más fácilmente serás valorado por tus amistades.
Está demostrado que cuando más agradable eres hacia los demás, más a menudo despiertas simpatía. De este modo, también pareces más comprensivo e incluso más atractivo. Las parejas que mantiene la buena costumbre de piropearse suelen prologar más el interés del uno por el otro. Contrariamente, las parejas que dejan de decirse cosas agradables pierden cada vez más la atracción mutua.
Cuando expresamos nuestros sentimientos es más fácil que los demás adopten una actitud abierta hacia nosotros. Por esta razón vale la pena hacer un esfuerzo por intercambiar mensajes positivos; esto nos ayudará a iniciar y a construir relaciones íntimas.
Una razón por la que vale la pena expresar mensajes positivos es que éstos normalmente nos ayudan a crecer en un ambiente abierto y agradable, así las personas que te rodean pueden crecer y darse cuenta de su potencial como seres humanos.
Muchos se equivocan al pensar que si expresan su admiración o aceptación hacia sus hijos, esposas o esposos o amigos, estas personas tenderán a relajarse y a colocarse ellos mismos recompensas. Pero en realidad nunca son suficientes los agradecimientos hacia quienes nos aprecian. Además, no cuesta mucho decir «gracias» a quienes nos hacen algún favor o han hecho un esfuerzo por agradarnos.
Como bien sabemos agradecer es una agradable obligación en bien de las buenas relaciones y perfecta comunicación, genera una buena imagen frente a los demás, suaviza cualquier tensión que se tenga con alguien y se recibirá más ayuda cuando la necesitemos. No dejemos de ser agradecidos con nuestra familia, amistades, agradecer un buen servicio en cualquier parte y hasta en mínimos detalles. Y que no se olvide: cada mañana después de abrir los ojos agradecer a Dios por la vida.