Surgido hace poco más de medio siglo como alternativa a la bipolaridad de Estados Unidos y la Unión Soviética (URSS), el Movimiento de Países No Alineados (NOAL) es una agrupación de 120 naciones que busca recobrar vigor, apagados los fuegos de la Guerra Fría.
El NOAL, que celebra su XVII Cumbre en Isla Margarita, en el Caribe de Venezuela, será presidido a partir de este sábado durante tres años por este país petrolero, sumido en la peor crisis económica y política de su historia reciente.
Analistas internacionales ven al Movimiento como un pieza de museo de la Guerra Fría, tras la caída del Muro de Berlín (1989) y la disolución de la URSS (1991).
Señalan que aunque su fin era conservar una posición neutral frente a las superpotencias y levantarse como tercera voz, algunos países permanecieron aliados a Washington y otros a Moscú, como Cuba.
“Es un bloque en decadencia (…), un foro político para buscar la forma de que los países más desa-rrollados tengan políticas más flexibles con los otros”, aseguró a la AFP Raquel Gamuz, profesora de política exterior de la Universidad Central de Venezuela.
Sus defensores plantean una renovación, destacándolo como el segundo mayor organismo del mundo, después de Naciones Unidas, por número de miembros: 120 estados y 17 observadores.
Esos países representan casi dos tercios de los integrantes de la ONU y albergan 55% de la población mundial. El 80% de las reservas mundiales de petróleo están en países OPEP, miembros plenos del Movimiento.