La violación de los derechos humanos (DDHH) ha sido una práctica sistemática durante los gobiernos dictatoriales debido a la concentración de distintos poderes del Estado en manos de militares, la renuncia del poder judicial a varias de sus funciones, la creación de organismos represivos y la ausencia de libertad de prensa. Esta práctica antidemocrática altera la posibilidad de convivencia pacífica en cualquier país. El respeto a los DDHH es una de las condiciones impuestas en 1948 por Naciones Unidas a cualquier régimen político para ser admitido como miembro pleno de esa organización.
Mediante esta Declaración, los Estados firmantes se comprometieron a que todos los seres humanos serían tratados de manera igualitaria, reconociendo que hombres y mujeres nacen libres e iguales en dignidad y que, como seres humanos, tienen derecho a la vida, seguridad personal, libertad de expresión e información, libertad de circulación y a tener un juicio justo. El régimen venezolano, miembro de la Comisión de DDHH de la ONU, viola constantemente ese mandato: los periodistas son perseguidos y golpeados, los medios de comunicación están censurados. La prensa internacional no tuvo libre acceso a la “Toma de Caracas”. Al Jazeera, Le Monde y Caracol no pasaron de Maiquetía. Dirigentes políticos fueron encarcelados sin justificación alguna y nuestros diputados han sido amenazados con el allanamiento de su inmunidad parlamentaria.
Esta concepción tendenciosa de lo político, que cobró especial importancia bajo el régimen nazi, constituye el elemento central de la denominada doctrina de la «seguridad nacional», manifestada en las dictaduras militares, donde la tolerancia y el reconocimiento al adversario constituyen un imposible y solo cesan cuando se supera la manipulación de la información y la denominada «reconciliación nacional» se sustente sobre la base del castigo a los violadores de los DDHH.
A partir del “Holocausto” progresivamente ha venido instaurándose el régimen internacional de protección de los DDHH. Es un principio del Derecho Internacional sobre la competencia universal para la persecución y sanción de los crímenes contra la humanidad, tipificado en el Estatuto del Tribunal de Nüremberg del 8 de agosto de 1945. Los DDHH tienen un efecto universal en virtud del reconocimiento que le otorgó la Asamblea General de la ONU en su resolución 95, del 11 de diciembre de 1946, reconociendo la facultad que tiene cualquier Estado para perseguir y juzgar este tipo de delitos, aun cuando hubiesen sido cometidos fuera de su territorio. ¡prevenidos al bate!
Noel Álvarez
Coordinador Nacional de “Gente” Generación Independiente