Miles de niños venezolanos, estudiantes de escuela estatales, reciben su merienda escolar durante vacaciones escolares, una iniciativa para enfrentar la escasez de alimentos que afecta al país petrolero.
Docentes, padres, líderes comunales se organizaron en varios zonas del estado Miranda (norte), donde más de un centenar de escuelas abrió las puertas durante el receso escolar -agosto y parte de septiembre-, para atender a unos 8.000 niños con alimentación y talleres de diversas actividades.
El presidente Nicolás Maduro niega que en Venezuela haya hambre, y recuerda que en 2015 el país recibió un reconocimiento de Naciones Unidas por sus esfuerzos contra ese flagelo.
En su informe de gestión de 2015, el ministerio de Alimentación aseguró que en 16 años el chavismo redujo en 84,4% la población que padecía hambre, aunque admite que el gobierno disminuyó la importación de alimentos para incentivar la producción nacional.
El secretario de Educación del Gobierno de Miranda, el opositor Juan Maragall, aseguró que una encuesta en los centros educativos de su región determinó que «30% de los estudiantes estaba comiendo dos o una vez al día, mientras que el 68% había tenido que comer menos veces al día por no haber suficientes alimentos en su hogar».
En medio del desplome de los precios del petróleo, los venezolanos sufren una aguda escasez de más del 80% en alimentos y medicinas -según la firma privada Datanálisis- que provoca largas filas en los supermercados donde se venden productos básicos con precios altamente subsidiados por el Estado.
Maduro atribuye la escasez a una «guerra económica» de empresarios para derrocarlo y lanzó en julio un plan denominado «Gran Misión de Abastecimiento Soberano», que dejó al mando de los militares la distribución de alimentos.
El presidente socialista acusa a la empresa privada de controlar 93% de la distribución de productos básicos y de estar «pulverizando» todo el sistema con el acaparamiento y la especulación.