Reflexión – Crisis…

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Cuando impartí la cátedra de Historia Antigua en la UPEL, obviamente me tocó estudiar las crisis que vivieron muchos países en el mundo.

Los años de la pos-guerra en España, por ejemplo, demuestra lo que estamos hablando. El escritor Carlos Puyol cuenta que fueron años muy duros para todos. El racionamiento de los víveres, el desempleo, salarios de miseria, viviendas sin servicios sanitarios mínimos, era común. El pan estaba racionado y era muy escaso y negro, no por ser integral sino por la mezcla de varias harinas. La crisis del 1920 en EEUU, Gran Bretaña y Francia vio disminuida la actividad productiva, por lo cual golpeó duro la dotación alimentaria. No obstante, todos estos países lograron salir adelante. Esta esperanzadora frase que acabo de acuñar me hace recordar un texto maravilloso de la escritora cristiana norteamericana Helen White, que dice: “No tenemos nada que temer del futuro, a menos que olvidemos la manera en que el Señor nos ha conducido, y lo que nos ha enseñado en nuestra historia pasada”. Libro Evento de los últimos días”.

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Cuando Dios permite que sucedan las cosas siempre espera que el hombre mire hacia Él y le busque de todo corazón para capacitarle, darle paz interior y progreso material. Y si se ha apartado de su camino regrese para, al final de sus días, guardarlo para Salvación. Vamos a estar claro, la crisis que sufren los países no es culpa de Dios. La “leve” crisis, en comparación con otros países, que golpea duro a los venezolanos hoy, Dios no tiene nada que ver en ella. Obvio, Él es quien pone los gobernantes, pero ellos tienen la libertad de gobernar con sabiduría, inteligencia y misericordia para todos. Esa es su aspiración. Entonces, la incapacidad, la desidia, la corrupción y la falta de justicia, es responsabilidad de ellos. Por lo cual, a su tiempo, responderán ante el Tribunal Divino. Preguntará: ¿Dónde está el rebaño que te fue confiado, tus hermosas ovejas? Jer.13:20. Y si su trabajo fue malo, cruel o descarado “…serán arrojados en el horno de fuego; allí será el llanto y el crujir de dientes”. Mat.13:49,50. ¡Para meditar!
Confieso, todo el estudio que hice acerca de estas crisis no me enseñó nada práctico. La población de esos países seguro si aprendieron y en medio del sufrimiento sobrevivieron. Probablemente se aferraron a las promesas de Dios en su Palabra y se capacitaron en paciencia, creatividad y solidaridad mutua. No se sentaron a llorar, quejarse, maldecir y rabiar. Se unieron y sacaron lo mejor de ellos. Activaron sus mentes, sus brazos, sus manos y sus pies. Y sobre todo, le pusieron el corazón.

Ahora, la crisis que vive nuestro país en este momento, si me ha enseñado bastante. Ir con más decisión y fe a nuestro Señor Jesucristo. Administrar mejor los pocos recursos con que contamos. Mejorar la combinación de los alimentos que nos toca consumir. Buscar espacios en la casa para un huerto familiar. Me ha permitido también, activarme con lo poco que tengo para ayudar, en primer lugar, por supuesto, a la familia, así como también a quien lo pueda necesitar. Por ello, me gusta mucho este texto. “Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recibisteis”. Entonces la audiencia pregunta: ¿Cuándo hicimos eso? “En cuanto lo hicisteis a uno de estos hermanos míos, aun a los más pequeños, a mí lo hicisteis” Mat. 25:35,40 ¿Cómo les parece?

¡Hasta el próximo martes Dios mediante.

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