En los últimos diez días de este mes de Agosto siguen proliferando dichos, hechos y acciones de Maduro y de los personeros militares y enchufados del llamado socialismo del siglo XXI inicialmente y hace unos años «la revolución», que la inmensa mayoría del pueblo venezolano denomina «mentiras» de este desgobierno.
La noción de mentira puede parecer demasiado rudimentaria para convenir al conjunto de comportamientos de resistencia a la información que desde la hegemonía comunicacional nos tienen a los venezolanos patas arriba. La mentira simple constituye el medio más económico para engañar a los ciudadanos, de un gobierno que no es democrático y que ha dejado el poder en manos de militares que defienden al presidente en sus mentiras.
La ideología y la mala fe, propia de los politiqueros y gobernantes fascistas, comunistas y militaristas son soluciones complejas, costosas en energía, en tiempo y hasta en inteligencia. Su empleo no se justifica más que en caso de fracaso de las mentiras, ya que ninguna mentira puede imponerse, de manera duradera, en una sociedad de ciudadanos que fue y ha demostrado en ocasiones duras que le ha tocado vivir apego a la democracia.
Últimamente, el pueblo en las colas ha demostrado ciudadanía pero han protestado las diferentes formas de entrega de comida, inclusive el CLAP y la propaganda en todos los medios audiovisuales y en centenares de encadenamientos para mantener a sus adeptos en sus filas. Pueden engañar algún tiempo a la comunidad internacional, a la científica, a los universitarios y al pueblo. Lo hicieron los fascistas con Mussolini, Hitler, Franco. Lo hizo la URSS desde 1935 a 1964 con la estafa científica de la teoría biológica de Lyssennko, y su «agrobiología» impuesta por un estado totalitario a todo un país como doctrina oficial» pero el Lisenkismo jamás tuvo el menor crédito en los medios científicos.
En Venezuela, la sarta de mentiras simples, voluntarias, conscientemente empleadas como medio de acción por politiqueros ha sido una práctica corriente en la esfera política, ya emane de los gobernantes, de los partidos, en los últimos años del siglo pasado y especialmente desde la campaña electoral que dio el triunfo a un paracaidista, que se creyó el «gendarme necesario», y de su heredero el que oye «al pajarito», han sido propio de nuestra historia no democrática en los 2016 años de independencia.
Los ciudadanos saben que ellos tienen la hegemonía comunicacional, el poder de las armas, militares arrodillados y personas que fueron enviadas a Cuba para adoctrinarles y cambiarle la mente de venezolano de bien. Por tanto es, en primer lugar contra la opinión pública mayoritaria cómo actúa la mentira o la privación de la verdad y la libertad, que es su forma elemental. ¿Por qué?
«La primera de todas las fuerzas es la opinión pública» dijo Simón Bolívar. Es por eso, que los que temen que la opinión pública esté bien informada están interesados en actuar de manera mentirosa. Por ello, tenemos las mentiras de la guerra económica, de que no hay asesinados en el país, de que no hay presos políticos, de no permitir entrar al país a responsables de los Derechos Humanos, las decisiones mentirosas de los del TSJ, del CNE, del Procurador General,de la Fiscalía, etc…
La democracia no puede vivir sin la verdad, base de la libertad. El totalitarismo no puede vivir sin la mentira. La democracia se suicida si se deja invadir por la mentira, El totalitarismo de la revolución -lo sabe-, se suicida si se deja invadir por la verdad. ¿Qué harás tú, venezolano de bien?
