El próximo 7 de octubre los venezolanos que queremos un cambio significativo en el presente y futuro del país tenemos un compromiso con nuestro proyecto de vida, con funcionarios públicos que enmarquen sus actuaciones con el claro propósito de garantizarlo. Con funcionarios que supediten sus actuaciones a la propagación de la corrupción, de la guerra, el combate de unos venezolanos contra otros, la entronización de la violencia, la depredación, la expropiación de los bienes y la propiedad, la supeditación de la vida a los objetivos del poder como fin, la protección al delincuente con la laxitud judicial, la falta de protección social al buen policía, la prevalencia de los militares como ciudadanos de primera y los civiles de segunda. De no ser así, no hay futuro para Venezuela.
Lo que viene ocurriendo en nuestro país a pocos días para las elecciones presidenciales es natural por el miedo de quienes están rodeados y deben rendirle cuentas a la Patria. Miedo que quieren endosar al pueblo con amenazas y triquiñuelas como la servida al diputado Juan Carlos Caldera.
Es por ello el exhorto que hacemos a los venezolanos para que omitan cualquier temor infundado con artimañas que crecerán con peligrosa libertad en las últimas horas, y hagamos un análisis de lo que dicen y lo que son.
De lo que tengo miedo es de tu miedo, dichosa frase del poeta William Shakespeare, porque tener miedo es una emoción tan dañina que literalmente nos paraliza y no permite desarrollarnos y transformar nuestros deseos en realidad.
Le temo a tu pregunta y le temo a mi respuesta. Todos tenemos miedo en un área u otra, en un tiempo u otro.
Si hay un sentimiento que paraliza es el miedo y eso lo sabe y lo maneja muy bien el actual régimen que, por lo visto aprendió de las técnicas del Dr. Joseph Goebbels el inefable ministro de propaganda de Hitler.
Al régimen hay que vencerlo drásticamente con su propia medicina, exhibiendo el grado de corrupción que durante catorce años han tenido como realidad. Mientras se acusa a Juan Carlos Caldera de hacer negocios con el diablo, hay que ver de donde han sacado su fortuna Diosdado Cabello, José Vicente Rangel, Jesse Chacón y muchos secuaces del gobierno.
Juan Carlos Caldera quizás nunca leyó a Goethe. Ahora, sin querer queriendo, encarna su propia tragedia al estilo de “Fausto” por pactar con Lucifer. Ya de entrada se parte de un error al sentarse a recibir dinero de un doble agente del gobierno, conocido por enriquecerse a costa del paro petrolero y de las prebendas de la revolución.
Quien es más corrupto: ¿El corrompido o el corruptor? Sería la pregunta ante tantas evidencias que ya ni se investigan. Cada hombre tiene su precio, y el ser humano, desde su génesis, desde la bíblica aparición de Adán y Eva en el Paraíso, se dejó tentar por la serpiente. Y el varón, como quien no quería la cosa, mordió de la manzana del bien y del mal.
Otro episodio histórico, la venta de Jesús por Judas por 30 monedas de plata, que incluyó el beso de identificación, y de allí para acá, este mal ha sido un flagelo planetario que recientemente incluyó hasta al secretario privado del Sumo Pontífice Benedicto XVI.
Por eso, los oficialistas no deben hablar de esta epidemia en Venezuela popularizada por ellos mismos, como la del exgobernador de Aragua, Didalco Bolívar, quien luego de ser víctima de una implacable persecución política y judicial, acabó por abrazarse con el “enemigo”, y servirle de megáfono para caer de rodillas a sus designios.
Otro caso tan lamentable, el del otro exgobernador en Anzoátegui, David de Lima, quien reaparece con las bolsas de dinero comprando conciencias y saltos de talanquera, y hasta el joven diputado de la oposición, que acaba de vender su carrera política por un plato de lentejas.
Otro más desvergonzado, el del exmagistrado Eladio Aponte Aponte, quien jura ante Dios y la Biblia sobre sus fechorías que mandaron a la cárcel, casi que de por vida, a casi una docena de oficiales de la policía metropolitana, sólo por obedecer “órdenes de arriba”.
Nos parece que hasta la consumación de los siglos sufriremos esta epidemia, aunque sólo hayamos aprendido a castigar al corrupto, mas no al corruptor, excelentes reflexiones del colega Víctor Matos en su columna de un diario tachirense.
Por eso es necesario, estimado elector y abstencionista, que revalúes tu posición en esta última etapa de la guerra sucia. Lo que quizás nunca pensaste es que un abstencionista ocupara el cargo con todos los mandados por hacer y decidiera no hacer ninguno, por abstencionista.
Es la magia de la lucha lo que nos deja respirar. La música, la democracia, una página en blanco para empezar a llenarla desde el 8 de octubre, la marca de pasión en nuestra alma. El amor es la necesidad de nuestro ser. Porque hacer de la vida un sueño, es sentir que tus sueños se han cumplido.
#opinion: No al miedo por: Orlando Peñaloza
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