En Venezuela, la pregunta más escuchada es: ¿cómo salimos de esto? ¡No aguantamos más!, así se expresa con sobrada razón la mayoría de la población, opositores o afectos al gobierno, ricos o pobres, en una relación de ochenta de cada cien compatriotas a favor de un cambio de gobierno, porque el sufrimiento es total. Y aplauden, apoyan, el positivo trabajo de la Unidad Democrática liderada por la MUD y la Asamblea Nacional desde donde se lucha con madurez e inteligencia política, con un decidido empeño por el camino democrático, sin aventuras, sin pérdida de vidas, sin sangre de venezolanos manchando nuestras calles, lo que nos ha permitido ganar, además, la simpatía y respeto de la Comunidad Internacional.
La celebración del revocatorio este año, como salida constitucional, es un poderoso argumento en esta ruta, a pesar del inmoral y abusivo ventajismo de las rectoras del CNE, cada vez más alejadas del mandato constitucional de imparcialidad, transparencia, celeridad en sus actuaciones y, sobre todo, del respeto a la voluntad del elector. En sus mentes no ocupa espacio la hambruna del país, el cruel incremento de las muertes a causa de la delincuencia, y la devastadora corrupción que carcome a la “revolución”, ubicándose como seres insensibles y crueles ante esta inocultable realidad que aturde a nuestra nación. En contraste la Constitución en el artículo 5 dice: “la soberanía reside intransferiblemente en el pueblo” quién la ejerce directamente en la forma prevista en esta Carta Magna, y en las leyes y reglamentos sobre la materia que son de obligatorio acatamiento.
El artículo 13 de las normas de celebración de revocatorios aprobadas por el CNE en el 2007 reza: “los electores podrán promover referendos revocatorios a través de organizaciones con fines políticos”. Recordemos que en noviembre culmina el período de dos rectoras del CNE cuyas vacantes deben ser resueltas por la Asamblea Nacional. Ya se nombró la comisión que regirá este proceso. Esta facultad constitucional se hará respetar con enérgica civilidad, lo que nos permitirá dotarnos de un Poder Electoral institucional. Por ello no vamos a transitar un camino equivocado, ahora que la audiencia mundial poco a poco se alinea en nuestro apoyo de forma manifiesta: en la OEA la posible aplicación de la Carta Democrática; en Mercosur, la imposibilidad del gobierno de ejercer la presidencia pro tempore, la declaración del presidente español, el apoyo al revocatorio del secretario general de la ONU, Ban Ki-mon; las contundentes expresiones del secretario de Estado Jhon Kerry, del nuevo presidente peruano, el Parlamento brasileño, el presidente Macri, más la Comunidad Europea. No es, pues, cualquier cosa. El mundo está con nuestro pueblo alineado a favor de nuestra causa democrática. En el mundo se hablan muy mal del gobierno, pero al contrario, alaban a Venezuela y al coraje de su pueblo. Somos, insisto, un ejemplo mundial.
Falta mucho por hacer. Nunca hemos negado que nuestra lucha es fuerte, dura y hasta cruel, pero se alimenta con la fe del sacrificio de un pueblo que día a día sortea las dificultades, derrotando el cansancio, la desesperanza y cuenta con una sólida Unidad Democrática que trabaja sin tregua por una gran victoria popular cuya fuerza quedará demostrada con “La Toma de Caracas” este primero de septiembre.
Luego diremos con el Quijote: “Sancho, el tiempo suele dar dulces salidas, a muchas amargas dificultades”.
