El decreto mediante el cual el Presidente de la República, Nicolás Maduro aumenta en un 50 por ciento el salario mínimo nacional y el del incremento del bono de alimentación se produce en el peor momento, el menos oportuno para tomar esas decisiones, porque está en plena presión el proceso de aceleración de la hiperinflación.
Así lo sustenta Orlando Zamora, analista financiero y exfuncionario de alto nivel del Banco Central de Venezuela, al ser consultado por EL IMPULSO.
Vamos de tránsito, lento pero seguro, a un proceso hiperinflacionario de 600 por ciento de la inflación anual, indica. El Ejecutivo Nacional ha producido una presión sobre las dos terceras partes de los costos normales de toda empresa.
La mano de obra representa las dos terceras partes de todo el costo de una empresa. La medida está dirigida al 80 por ciento de la población activa, equivalente aproxidamente a 10 millones de personas trabajadoras. De esa cantidad, la tercera parte le corresponde al sector público.
Más dinero en la calle
Ahora tendrá el Banco Central de Venezuela (BCV) que imprimir 120 mil millones de bolívares para cumplir con los trabajadores del sector público porque no estaba previsto ninguna partida para justificar este aumento inesperado e inoportuno.
Por su parte, el sector privado, incluyendo parte del sector informal, tendrá que desembolsar más de 170 mil millones de bolívares para cubrir los costos tanto del aumento salarial, que es del 50 por ciento; como el 128 por ciento del incremento del bono alimentario.
El impacto es indudable sobre los factores de producción, especialmente en lo que concierne a las empresas pequeñas, las cuales están haciendo grandes sacrificios para poder cumplir con las exigencias de ley y con estos irresponsables aumentos que se han dictado en los peores momentos.
Conviene señalar que ahora la masa de dinero será desproporcionadamente enorme. Ya el Banco Central ha informado, antes de esos aumentos, que el circulante es de 5 billones 370 mil millones de bolívares. Estamos hablando de 13 cifras, donde la expansión de liquidez ha sido dada por el BCV, que está financiando parte del presupuesto nacional.
El año pasado pararon la impresión de billetes porque la inflación era incontenible. Pero ahora, con estas nuevas medidas, se han visto obligados a reanudar la emisión de dinero inorgánico porque el Estado no tiene otra alternativa para cubrir estos inmensos costos.
Mayor peso para sector privado
Los 120 mil millones serán para pagar a los trabajadores del sector público, más jubilados y pensionados.
Al sector público le corresponde la menor porción porque tiene 2.700.000 trabajadores, otros 300 mil subcontratados.
El peso enorme lo llevará el sector privado, que tendrá que cubrir por lo menos 7 millones de personas, a quienes se les debe aumentar el salario mínimo y el bono de alimentación.
Poco a poco ese salario mínimo se va convirtiendo en el 70 por ciento de la remuneración total en el país.
Sector público no cumple
Es de resaltar que el sector público es que el menos cumple con todas las exigencias de la ley.
Éste promete hacer ajustes de salarios mínimos y de bonos de alimentación, pero no cumple con sus trabajadores. Es por eso que en este preciso momento hay protestas de miles y miles de empleados de organismos públicos porque se encuentran preocupados, ya que sus empleadores no les han cumplido con las contrataciones, ni con los aumentos decretados anteriormente.
El brinco de 18 mil a 42 mil bolívares del bono de alimentación más el otro brinco del aumento salarial, que fue del 50 por ciento, impone un enorme desembolso.
El salario mínimo ahora se está convirtiendo en la principal remuneración para el 70 por ciento de los trabajadores. Y el resto de los salarios se están viendo rezagados. Es de preverse que en un futuro inmediato se produzcan protestas exigiendo aumentos por parte de quienes están un poquito por encima del salario mínimo.
Cada vez más pobres
Venezuela tuvo elevadísimos ingresos y pudo mostrar cifras del mejoramiento de la pobreza.
Hoy, al caer violentamente los precios petroleros, las remuneraciones salariales del sector público y la caída de hasta un 10 por ciento del Producto Interno Bruto, hace que la pobreza se generalice. De modo, pues, que la situación de empobrecimiento se ha venido acentuando de una manera cada vez mayor en la población venezolana.
Los incrementos
En la Gaceta Oficial número 40.695 aparecieron los aumentos encuadrados en el decreto de Estado de excepción y emergencia económica. En el decreto número 2.429 se establece el 50 por ciento del incremento del salario mínimo que se sitúa en 22.576 bolívares con 73 céntimos. Para los jóvenes aprendices es de 16.769 bolívares con 92 céntimos.
El decreto 2.430 corresponde al bono de alimentación que sobre la base de 3,5 unidades tributarias fue llevado a 8 unidades tributarias para ubicarlo en 1.146 bolívares con 96 céntimos diarios para un total de 42.480 bolívares. Estas medidas comienzan a regir a partir del 1 de septiembre.
Cuando al doctor Zamora se le pregunta si tomando en consideración que el 70 por ciento de los trabajadores ganará salario mínimo, ahora vamos a ser más pobres, ripostó:
– No es que seremos, sino que ya lo somos. La pobreza se mide por ingresos. Como nunca hubo mejoramiento de la calidad de vida, desde el punto de vista estructural, indudablemente la situación de pobreza se ha venido generalizando en la población venezolana.
Todas las medidas que está tomando el Ejecutivo Nacional no van a paliar la crisis por la cual estamos atravesando y la cual es consecuencia del modelo económico que ha sido establecido.
De allí, pues, que cobra fuerza el cambio de ese modelo y por ello se impone la necesidad de llevar a cabo el referéndum revocatorio al mandato del presidente Nicolás Maduro antes de concluir este año.
