Muchos se han planteado la necesidad de un Gran Acuerdo Nacional, ¿es posible en este momento? No. La razón es simple, por una parte el Gobierno Nacional, aunque se sabe debilitado desde el punto de vista del Poder Popular, cree que un aparataje institucional a la medida y parcializado le da suficiente soporte como para no tener que entregar el Poder. Por su parte, los factores de la Oposición poco pueden aspirar a un acuerdo de carácter nacional cuando apenas si pueden mantener una agenda común sobre los mecanismos para superar la crisis política actual, convirtiendo la estrategia general en una especie de acciones erráticas en tanto que dependen de liderazgos fragmentados.
La única manera de cambiar la situación anterior, salvo por factores imponderables como el siempre presente elemento militar, es que se ponga bajo una perspectiva realista la fuerza de cada factor. Esto es particularmente cierto para la Oposición, pues el Gobierno Nacional simplemente está a la defensiva recibiendo los golpes de una crisis sin precedente (cuyo principal responsable son ellos mismos). Así, los distintos actores que hacen vida en la Oposición se han entrampado en iniciativas que no terminan de despegar para saltar a otra, probablemente porque estas no han logrado despertar el apoyo esperado. En este sentido, sin duda ha habido táctica y pero ha faltado estrategia.
La causa de lo anterior pudiera ser que muchos creen (o creían) que la tarea estaba hecha, que la crisis arrastraría al Oficialismo, y que quien ocupara una posición relativamente favorable con respecto a los otros tendría la primera oportunidad de asumir la Presidencia del país. Y, ¿cómo se cuentan esas posiciones favorables? Número de Diputados en la AN, Gobernaciones y Alcaldías, entre otros, además claro de las siempre tan valoradas encuestas (algo que ha venido a sustituir el discurso y las ideas de fondo por lo que piense la mayoría, que por cierto puede ser errado muchas veces). De esta manera, el juego político se ha reducido al “juego de la sillita”, a ver quien se sienta cuando pare la música.
Lamentablemente el país real continúa intentando sobrevivir, con decenas de liderazgos precarios perdiendo la conexión con el pueblo. De esta manera el contexto político nacional mantiene su semejanza con los campos de batalla del Siglo XIX, en el que todo quedaba arrasado y los pocos que quedaban en pie eran los vencedores, aún heridos y ya sin más Poder que simplemente estar vivos. El país sin duda saldrá de esta lucha por el Poder, ojalá el campo no quede tan arrasado que quien se mantenga de pie ya ni siquiera cuente con otros que lo ayuden a construir de nuevo a Venezuela. Tal vez sea momento de pensar en estrategias distintas a la de arrasar con todo para imponerse.
Diego Lombardi
Twitter: @lombardidiego