Resultados de investigaciones realizadas por el Observatorio Venezolano de la Salud, ponen en evidencia que a nivel de disponibilidad de alimentos y de acceso a los alimentos, definitivamente el venezolano no tiene garantizado su derecho a la alimentación, señala la doctora Yngrid Candela, nutricionista, PHD y MSC de la Universidad Central de Venezuela.
Precisa que la inseguridad alimentaria en Venezuela, parte de la disminución de la producción e importación de alimentos; de la elevada inflación, que indica que se requiere de 18 salarios mínimos para adquirir la canasta alimentaria; la escasez de alimentos en estos momentos, según Datanálisis está en 82,8%; desabastecimiento; distorsión del mercado alimentario con el bachaqueo,contrabando y especulación y por la conflictividad social-alimentaria, que se evidencia con las largas colas para comprar alimentos, protestas por la escasez y el consumo obligado de alimentos no deseados.
Señala que todos estos escenarios traen como consecuencia, angustia por la inseguridad alimentaria y hambre en las madres, niños, y población más pobre; desnutrición infantil aguda y grave, entre un 9 y 27%; desnutrición intrahospitalaria de niños y adultos, pérdida acelerada de peso de la población,
Probable hambre oculta: deficiencia de vitaminas y minerales; madres en situación de hambre, por dar prioridad a la alimentación del niño; embarazadas con alto riesgo, en especial adolescentes y el adulto mayor con vulnerabilidad alimentaria y hambre.
Señaló como ejemplo una encuesta hecha a los estudiantes de la escuela, a quienes le preguntaron: ¿ Has sentido temor que se vayan a quedar sin comida en tu casa? Y el 86% respondió que sí y solo el 14% respondió que no; dijo asimismo que se determinó que solo el 30% de los alumnos come 2 y 1 vez al día. Asimismo, le preguntaron a los maestros: La semana pasada, ¿observó alumnos que mostraron signos de malestar de salud por falta de alimentos?, el 66,9% de los docentes respondió que sí y el 31,1% que no.
Recomendaciones:
Ante estos escenarios, la especialista propone la producción de alimentos de ciclos cortos que aporten calorías: maíz, granos, arroz, azúcar, aceite; comercializar harina de maíz precocida, fortificada con hierro y vitaminas; permitir el acceso a porciones pequeñas y medianas de proteínas de alto nivel biológico( huevos, pollos y lácteos); importar alimentos prioritarios de baja producción en el país; aceptar la donación de alimento para grupos vulnerables; permitir el acceso físico y económico a los alimentos; fortalecer la atención primaria de salud; disminuir el nivel de angustia de la población por la inseguridad alimentaria y garantizar el derecho a la alimentación de la población.