Si el diagnóstico es equivocado, lo será la terapia. Insiste el gobierno es creer su propaganda de que la “guerra económica” es la causa de la escasez y la inflación en alimentos, medicinas y productos de aseo personal y doméstico. En lugar de reconocer que las causantes son sus políticas macroeconómicas, la destrucción del aparato productivo y la dependencia de importaciones que ya no pueden traerse porque el gasto desordenado, el endeudamiento excesivo y la corrupción.
Y, por supuesto, tampoco acierta al concentrar su batalla en la distribución, y no en la producción e importaciones. Primero la estatizó, luego la politizó y ahora la militariza. Pero se está bombardeando al enemigo equivocado.
Ahora el remedio es dar otro paso en la misma dirección. La Gran Misión Abastecimiento Soberano del Decreto 2367. Poner bajo responsabilidad militar todo lo anterior. Con el propio Ministro de la Defensa a la cabeza.
Porque hacia una calle ciega no se puede huir. Aunque lo haga en uniforme, armado y a paso redoblado. Los errores propios de un camino equivocado aumentan con la radicalización acumulativa, pues en vez de rectificar, las consecuencias de cada paso son peores. Es la historia de muchas revoluciones. Si esas lecciones no se aprenden, se repiten. Lo imperdonable es que pudiendo evitarse, a estas alturas se caiga en ellas.
Militarizar actividades de gobierno, desde encargarlas a oficiales como trasladar la lógica de funcionamiento castrense a ellas no ha funcionado ni funcionará. Ya el gobierno lo ha intentado en agricultura, finanzas, industria, vivienda y electricidad. En alimentación, el nudo del problema actual, por ejemplo, ya hemos tenido cinco ministros militares a cargo de un ministerio recién creado. Y la concepción, diseño y organización de la nueva Gran Misión, mantiene los errores cometidos, los maximiza y agrega varios nuevos.
En el Comando de Abastecimiento Soberano, el poder de decisión lo tiene el Ministro de la Defensa “máxima instancia de dirección, con unidad de mando, planificación centralizada y ejecución descentralizada”. En un comando de quince miembros. El Presidente, el Ministro quien asumirá su jefatura, el 2º Jefe del CEO, ocho ministros, el coordinador de los CLAP y representantes del Frente Francisco de Miranda, Unamujer y los gobernadores.
Su estructura es un órgano superior, un comando por cada uno de los siete vértices, comandos regionales, unidades de apoyo, equipos técnicos cívico-militares. Y una unidad de procura estratégica para garantizar acceso a materias primas, bienes de capital, insumos, partes y piezas para fortalecer la producción agroalimentaria. Aparentemente superpuesta a Cencoex.
El abigarrado aparato militar superpuesto al estatal, de por si grande, pesado y desordenado, no puede llamarse Misión Milagro, el nombre ya usa para otra. Pero es un milagro lo que se le encarga: el de la multiplicación de los panes y los peces mediante una operación de estrategia castrense. La consecuencia es que pesarán sobre la FANB el fracaso y el desprestigio. Como le tocará la amarga tarea de la represión.