Entrar en un campo minado, cruzar la calle sin mirar o meterse en una zona prohibida: los seguidores de Pokémon Go están dispuestos a todo para atrapar a Pikachu y sus compañeros.
Una caza virtual que ha causado sensación entre adolescentes y treintañeros, incluso en la bolsa de Tokio, donde las consecuencias se han hecho más que patentes.
Pues, tras haber cazado a estos monstruos de bolsillo en la consola, ahora los jugadores pueden capturarlos en sus teléfonos inteligentes gracias a la realidad aumentada, una tecnología que hace aparecer elementos virtuales en el mundo real.
«Al abarcar varias generaciones, desde los nostálgicos que conocieron el nacimiento de Pokémon en 1996 hasta los más jóvenes, este juego ha conseguido conmover a una masa colosal de jugadores y posee todas las ventajas para convertirse en una referencia en materia de realidad virtual», explicó a la AFP Laurent Michaud, responsable del sector de entretenimiento digital en el laboratorio de ideas Idate.
Si bien Pokémon Go todavía no está disponible oficialmente en muchos países, los más impacientes han encontrado la manera de sortear la restricción y hoy en día se juega en gran parte del planeta. En varios países de Europa «salió a luz» la semana pasada.
El cazador de Pokémon es fácilmente reconocible: utiliza un teléfono con sistema operativo Android (Google) o iOS (Apple) y suele caminar por la calle con los ojos pegados a la pantalla de su teléfono, escrutando paredes y aceras.
En Francia, la empresa The Pokémon Company International, el grupo que gestiona la marca, decidió retrasar el lanzamiento del juego, que estaba previsto para la semana pasada, como señal de respeto por el atentado de Niza, según anunció de forma oficial.
Sin embargo, algunos sitios especializados dedujeron que el retraso se debía al temor de que el juego provocara grandes aglomeraciones de gente, algo poco compatibles con el estado de emergencia.
Cuidado con los campos minados
La búsqueda a cualquier precio de estos monstruos para añadirlos al bestiario personal de cada uno ha dado lugar a escenas insólitas.
En Indonesia, un francés fue detenido después de haber entrado en una base militar jugando a «Pokémon Go» y fue interrogado durante varias horas antes de ser puesto en libertad.
En Bosnia, los jugadores fueron advertidos con el fin de que eviten los campos minados, una herencia de la guerra intercomunitaria que vivió el país entre 1992 y 1995.
La marina israelí, por su parte, publicó una fotografía de sus soldados capturando un Pokémon en plena mar, con la mención: «Hay un Pokémon que solo nosotros podemos atrapar».
Del lado palestino, en un tuit muy compartido, se ve a Pikachu emergiendo de los escombros de una casa destruida en Gaza.
En Francia, la gendarmería nacional tuiteó consejos a los «entrenadores» de Pokémon: «Conductores, no juguéis a Pokémon Go» y «Peatones, doblad la atención».
Como medida de prevención, el gobierno japonés publicó un pliego de buenas prácticas para sensibilizar a los niños, aconsejándoles que no jueguen mientras montan en bicicleta o que no se aventuren en sitios peligrosos.
Arabia Saudita todavía fue más allá. El órgano religioso más importante publicó de nuevo una fetua del año 2001, en la que se prohíben los juegos que incluyan estas criaturas, al considerarlos juegos de dinero, prohibidos por el islam, y vectores de propagación de la teoría de la evolución de Darwin.
Detrás del éxito se encuentra Pokémon Company pero también el grupo japonés Nintendo, cuyas máquinas han acogido hasta la fecha todos los juegos de esta marca y que es accionaria de la primera.
Aunque todavía no se sabe qué parte del beneficio acabará en las arcas de Nintendo, los inversores han apoyado la acción de la empresa en la bolsa de Tokio.
Desde la salida de Pokémon Go, su cotización ha aumentado más del doble, pese a que sigue siendo netamente inferior a cuando alcanzó su momento más alto, que coincidió con el lanzamiento de su consola Wii en 2007/2008.
«Estamos claramente sorprendidos por la rapidez y la adopción por el gran público. Un juego como Candy Crush [juego para celular] tardaron varios meses en despegar, en este caso fue una cuestión de días», dijo Jean-Claude Ghinozzi, presidente del sindicato de desarrolladores de juegos SELL.
Ahora sólo queda gestionar los riesgos de seguridad, ya que el éxito del juego atrajo igualmente la atención de los piratas informáticos, que ya reivindicaron, según el especialista ruso de ciberseguridad Kaspersky, varios ataques a servidores de Nintendo, ya muy solicitados.