“Cuando se pierde a un ser querido… la pérdida es del cien por ciento”. Dwight D. Eisenhower
Estas fueron palabras pronunciadas por el “Comandante Supremo de las Fuerzas Aliadas en Europa, durante la Segunda Guerra Mundial, Dwight D. Eisenhower, quien dirigió el desembarco de Normandía y logró la victoria del famoso “Día D”. General de cinco estrellas del Ejército Norteamericano, graduado en West Point, quien, también, fue el responsable de la planificación y supervisión de la invasión del norte de África, en la operación Torch; de la exitosa invasión de Francia y Alemania; logros que lo llevaron a convertirse en el primer comandante de la Organización del Tratado del Atlántico Norte OTAN, para después serJefe del Estado Mayor del Ejército de los Estados Unidos y Presidente de la Universidad de Columbia; todo esto le sirvió de entrenamiento; una cadena de éxitos que le condujo a la Presidencia de la República con mayor poderío en el mundo, cargo desde el cual autorizó la creación de la NASA. (F: Wikipedia)
Esas palabras las pronunció aquel guerrero ante la pregunta de un periodista que le aseveraba que se podía sentir satisfecho porque la pérdida de vidas humanas, en el desembarco de Normandía, sólo habían sido el treinta por ciento de lo que habían calculado.
La Segunda Guerra mundial terminó en un dialogo, en la firma de un armisticio, tal cual terminan “todos” los conflictos bélicos; lo dramático es que es la alternativa que las fuerzas que ocasionan los holocaustos y las que logran restituir el Estado de Derecho, generalmente, encuentran después de haber inmolado a jóvenes, y niños, que integran las tropas de vanguardia, los carne de cañón.
Hay que ser muy prudentes cuando se convoca, o se acepta, participar en un dialogo. La situación por lacual atravesamos “todos” los venezolanos no es poca cosa; mientras no se reconozca su gravedad, y se enfrente con gallardía, seguiremos cayendo en un abismo inaceptable, que no parece tener fin.
No es mentira que neonatos han pagado con su vida su cuota de sacrificio. Familias enteras han sido víctimas de invasiones a sus propiedades y medios de trabajo; de robos hurtos, atracos y hasta de asesinatos de familiares y/o amigos queridos; de la imposibilidad de conseguir o de poder adquirir indispensables alimentos para la subsistencia o de las medicinas que preserven la vida o la calidad de vida; las denuncias de lo que está ocurriendo en algunos hospitales son cuentos de terror. ¿Cómo justificar la muerte de un ciudadano que esté en espera de la consecución de los insumos necesarios para ser operado o ser atendido en una emergencia? Y, ya ni a nuestros muertos los dejan descansar en paz; se dice que algunas personas que profesan ideologías aberrantes profanan las tumbas donde se encuentran nuestros seres queridos para saquearlas o para utilizar sus restos en prácticas de brujerías. ¿Qué más se puede pedir a las familias que han pasado por “todos” estos sufrimientos en el país que fue denominado Tierra de Gracia y que se decía que estaba blindado contra cualquier desfase económico?
¿Cómo participar en la recuperación de la república si “todos” los intentos que se han efectuado hasta ahora han sido tergiversados o manipulados y han terminado en descalificar la buena voluntad demostradao, se vilipendia, injuria, disfama y ofende a quien se convoca a dialogar? Debemos evitar el punto de no retorno… Venezuela está por encima de intereses personales.