“Estamos en una encrucijada peligrosa: o la catástrofe o un gobierno de unidad nacional para salvar al país”.
Así lo advirtió el gobernador de Lara, Henri Falcón, al participar en el foro “Transición y gobierno de unidad nacional”, organizado por la Fundación Espacio Abierto, en el cual participó como ponente con Asdrúbal Aguiar y el padre Luis Ugalde.
Destacó que hablaba con libertad y obedeciendo a su conciencia, no para complacer a algún sector, sino para hacer planteamientos concretos y realistas en función de la crisis nacional.
“Pareciera que algunos siguen pensando en aquellos viejos escenarios que procuran habilitar la violencia como arma de lucha democrática, pero equivocados han estado y aún lo están”.
Resaltó el drama diario de los venezolanos: Escasez de alimentos y medicinas, desempleo creciente, inseguridad, falta de oportunidades para los jóvenes, desnutrición, mortalidad infantil y materna. “Nunca habíamos visto una situación similar. A diario hay pequeños reventones sociales, por goteo, en distintas ciudades. Saquean camiones cargados de gallina, de cochinos, asesinan a amas de casa en colas de comida por diferencias con bachaqueros”.
En su opinión, eso debe activarnos en la búsqueda de mecanismos alternativos para superar las dificultades, más allá de la crítica y de la polarización.
“Hay que darle un parao a la crisis con criterio político, habilitando la racionalidad más que la pasión o el pueblo terminará dándose a sí mismo la solución que no pudo dar la dirigencia actual”.
Para Henri Falcón, así como es delicado el problema de la escasez, también lo es, la incapacidad de los actores de la política para buscar soluciones en función de los intereses de la gente y no de los partidos. “Sobre todo si consideramos que los tiempos políticos van muy lentos, y los tiempos sociales y económicos van muy rápidos. Y mientras tanto tenemos un gobierno inerte, que no gobierna para el pueblo”.
Hoy, en estas condiciones –dijo- el mensaje del pueblo para los actores de la política, especialmente para el gobierno nacional, obligado como está no sólo a reflexionar sino a rectificar, a superar sus complejos ideológicos, pero de este lado, entre quienes adversamos al gobierno, el mensaje aplica igual, debemos habilitar la sabiduría más que las emociones, con el uso de la razón más que de la pasión.
Entendimiento y revocatorio
“Hay que explorar vías de entendimiento. El diálogo para nada está reñido con la salida política, electoral y constitucional, que es el referendo. Para nada. El revocatorio es una necesidad y no tiene discusión. Es a través del diálogo que debemos acordar el respeto a los lapsos y procedimientos, establecidos en las leyes y reglamentos. También allí debemos exigir la liberación de los presos políticos y la independencia real de los poderes públicos”.
Defiende el diálogo como un instrumento de lucha, de salvación nacional frente a la crisis estructural. Debe ser abierto, concreto y con resultados; no exclusivamente político cuando hay gente muriéndose de hambre. Hay que incorporar al sector productivo.
“No es posible resolver los problemas graves de Venezuela si no media un gran acuerdo de unidad nacional. No es posible construir un gobierno nuevo que aborde las decisiones necesarias para corregir las distorsiones del país, sin un acuerdo nacional”.
Sostiene que el gobierno que venga, del signo que sea, no podrá echar adelante el país, sino aplica la racionalidad, la lógica y el sentido común, en acuerdos mínimos a desarrollar, para lograr la necesaria reinstitucionalización del país, ejecutando un plan de recuperación económica y un programa integral que aborde las acciones sociales.
Gobierno de Unidad Nacional
Por eso insistió en el Gobierno de Unidad Nacional (GUN) y resaltó que es una tesis, una propuesta en construcción, que estamos planteando al país un grupo de venezolanos angustiados, convencidos de que debemos derrotar la polarización y el sectarismo. Un GUN no se construye sobre la base de la persecución, ni el acorralamiento del adversario. Un GUN requiere el acompañamiento, el reconocimiento y la legitimad de los partidos, de la FANB, de la Iglesia, de los poderes públicos, de la academia, del país en general. Debe además ser amplio, abierto, respetuoso; que sume, que convoque, que resuelva.
Según Henri Falcón en este momento de crisis no hay que andar buscando ni promoviendo salvadores ni mesías. “El país requiere el concurso de todos los sectores, sin complejos. Hay que buscar un punto de equilibrio, entre el gobierno y la oposición, para salvar a Venezuela”
