Usuarios que a diario se dirigen a hacer sus colas en las afueras de los establecimientos comerciales, para adquirir sus productos regulados, denuncian el maltrato que reciben de parte de las autoridades competentes del lugar.
Yuleski Flores todos los martes se traslada a hacer su cola fuera del Central Madeirense de Las Trinitarias, por ser el día que le corresponde según el terminal de número de cédula.
Casi siempre se dirige con su hijo que sufre de hidrocefalia, por no tener con quien dejarlo en la casa. El menor posee un carnet que indica que tiene una discapacidad.
Este martes desde las 3 de la mañana se encontraba esperando que abriera el negocio y cuidando su cola para discapacitados junto a su hijo, en el recinto estaban vendiendo harina, arroz y mantequilla.
Flores comentó que a las 7:00 a.m. una entidad se dirigió a recoger los números de cédulas, en la fila de discapacitados se encontraban 250 personas, 100 identificaciones fueron recogidas y el trabajador avisó que dentro de un rato buscaría el resto.
“Durante horas lo esperamos y a las 11:00 a.m. se nos acercó para decirnos que ya no nos iba a vender, nos mantuvieron en espera por más de cuatro horas”.
Ante la indignación porque a los discapacitados los habían dejado por fuera, puesto que habían recogido las cédulas de todos los de tercera edad y la cola regular; se dirigió a hablar con el gerente del supermercado.
Según Flores, el dictamen que obtuvó fue que simplemente ya no les iban a vender más, ante la respuesta la madre de aquel niño discapacitado comenzó a llorar para expresarle que si no compraba hoy no tendría oportunidad de adquirir alimentos en otro sitio, y ella no contaba con dinero para gastarlo en bachaqueros; además en su hogar ya no tenían que comer.
Hizo hincapié que este tipo de actos discriminatorios se están viviendo a diario en las colas, incluso los organismos de seguridad que se encontraban en la zona le indicaron que seguían órdenes del supervisor y no podían hacer nada por ella.
“Cuando yo entré al depósito pude ver la gran cantidad de productos que tenían, bastaba para incluirnos a todos, si no quisieron vender fue porque no les dio la gana. No les importa el hambre del pueblo, solo les importa venderle a los suyos y lo que quede para los demas”.