Asdrúbal Cabrera, atornillado en la titularidad como shortstop de los Mets de Nueva York, ha sido reconocido por el resto de sus compañeros y por su mánager, Terry Collins, como un líder natural dentro del dugout que, con su experiencia y forma de conducirse, se ha ganado el respeto de todos y ha contribuido al querer demostrarse a sí mismo y a sus detractores que aún podía cubrir su posición.
En un reportaje publicado por el diario New York Post, Collins contó una anécdota de cómo una mañana el criollo llegó enfermo al estadio y, justo antes del partido, le confesó a Collins que “no podría ayudar al equipo” en esa jornada.
“Muchos jugadores no habrían hecho eso. Dijo que no podía ayudar y se sacó a sí mismo del juego, lo cual es muy duro para él porque ama salir al campo. Para mí, eso es parte de ser un líder. Él (Cabrera) pudo haber salido a jugar, haber tenido un mal día y nadie habría dicho ni una palabra”, explicó el estratega de los del estadio Citi Field.
A sus 30 años de edad y con 11 campañas de experiencia en la gran carpa, Cabrera parecía quedar sin opciones de jugar en el campocorto por lo que decían sus scouts acerca de su defensa, pero vino a Nueva York a comprobar que todos estaban errados y que, mudarse a la antesala, no era tan inminente o necesario como se decía.
“Sí, llegué a escucharlo. Empecé a escuchar eso el año pasado cuando era agente libre y firmé con Tampa Bay. Muchos scouts decían que no podía jugar short. Cada equipo que venía a mí me preguntaba si quería jugar tercera y yo quería mostrarles a todos que estaban errados. Cuando firmé aquí, los Mets sí querían que jugase short”, explicó Cabrera.
Su llave de doble plays, Neil Walker, no escatima en elogios sobre él. “Los scouts de hoy en día buscan al prototipo de shortstop como el novato de Cleveland, (Francisco) Lindor, porque se mueve y es rápido. Lo que los scouts no ven es la intuición del shortstop, dónde estar, cómo leer los swings, entender situaciones, saber donde están todos ubicados. Eso lo hace muy bien (Cabrera). Eso es fruto de veteranía e inteligencia”.
El oriundo de Puerto La Cruz ha dejado eso en el olvido y en todo caso le sirvió para inspirarse. “Sigo trabajando duro para demostrar a la gente que se equivocó. Los scouts siempre quieren tener la razón y no siempre es así. No saben lo duro que esto es. Algunos ni siquiera jugaron béisbol.
Compañeros actuales como Curtis Granderson e incluso antiguos como C.C. Sabathia o René Rivera también lo reconocen como un aliado ideal en el dugout. Por eso ha marcado pauta tanto en Seattle como en Cleveland, Washington, Tampa Bay y ahora Nueva York.
“Los que han jugado con él (Cabrera) en el pasado, dicen que es grandioso volver a jugar con él y eso habla mucho de lo que una persona puede significar en un clubhouse”, resume Granderson.