Manuel Rojas, coordinador de la Federación Nacional de Caficultores de Venezuela, expresó que se encuentran en un recorrido por la mayoría de los estados productores de café, con la finalidad de afinar las estrategias respecto a la grave situación que atraviesa el país.
Señaló que el rubro de café atraviesa por una grave crisis, puesto que de 85.000 familias cafetaleras hoy en día sólo quedan entre 7.000 y 10.000 a nivel nacional.
“En 17 años se ha destruido totalmente a la familia cafetalera. Queda demostrado porque el Estado venezolano está exportando más de un millón de quintales de café de mala calidad, para cubrir el consumo nacional”.
Señala Rojas que ni la caficultora nacional suministra la materia prima, y el Estado tampoco otorga las divisas para comprarla en el exterior. Por esa razón la Federación ha decidido, “después de 17 años de falsedades y destrucción sistemática, plegarse a nivel nacional en pro de la única esperanza y solución: impulsar el referendo revocatorio”.
“Creemos sinceramente que es la vía constitucional más expedita para cambiar la situación del país. Consideramos que es el único cambio para conseguir nuevas políticas, programas e instituciones que logren rescatar la caficultura venezolana”, añadió.
Por esa razón están convocando a todos los gremios agrícolas y pecuarios, para que cierren filas en la promoción del referendo.
Indicó que la crisis ha ocasionado a su vez un gran daño ecológico incuantificable. La mayoría de los productores que no han abandonado sus parcelas, han tenido que cambiar de rubro, talando y quemando las partes altas de la Sierra Andina, de la Cordillera Central y la Costa.
Con 70.000 familias cafetaleras a un promedio de tres hectáreas por grupo, se han destruido 221.000 hectáreas de café a lo largo de 18 estados productores. Estas hectáreas a su vez se encuentran entre 36 cuencas hidrográficas y 76 subcuencas, puesto que 91% de las fincas cafeteras están en zonas de alta fragilidad ecológica.
La Federación el mes pasado introdujo un documento ante la Asamblea Nacional, en el que denunciaron la situación actual de la caficultura y piden la investigación sobre los recursos que presuntamente fueron invertidos en esta área. Poseen planes económicos concretos para la recuperación de la caficultura venezolana.
El primer paso sería brindarles a las familias caficultoras el bienestar social para que regresen a sus fincas. 85% del PIB en el estado Lara proviene del sector agropecuario, y el café aportaba 29%, afirmó Rojas.
Señaló que dentro de sus parámetros se encuentra la creación de un banco del café o un instituto de fondo para su cultivo, que represe los recursos que el Estado pueda otorgar a los productores, para reiniciar desde un principio la reforestación de las áreas devastadas al momento de cambiar de rubro para poder subsistir económicamente.
La solución estaría unida a una ruta turística, puesto que la gran mayoría de las áreas cafetaleras pueden contribuir al fortalecimiento económico desde una perspectiva turística.
Otro paso es la eliminación de la inversión en el exterior conformaría la agenda para restaurar al rubro cafetalero.
“La principal forma de rescatar la caficultura es sacar a las familias caficultoras de la miseria impuesta por las políticas del gobierno. Se debe reconocer el verdadero valor a su trabajo y su inversión. Esto significa colocarle el precio justo al producto”.
En el año 1998 Venezuela exportaba 600.000 quintales de café que hoy día significarían alrededor de 130.000 millones de dólares. Actualmente se está gastando alrededor de 207.000 millones de dólares en la importación del rubro.
Maximiliano Pérez coordinador de relaciones interinstitucional de la Federación Nacional de Caficultores de Venezuela, expresó que la única explicación lógica ante esto es el cumplimiento de la máxima de Lenin: “Mientras el gobierno imponga una dependencia será dueño de todos los ciudadanos”.
