Muchos padres pueden pensar que por sus hijos hablar el mismo idioma que ellos, es suficiente para hacerse entender. Sin embargo, el significado de lo que los adultos dicen, para ellos no necesariamente es tan obvio, lo que puede producir un efecto negativo en ellos. Por esto, es de suma importancia cuidar el lenguaje con el que se le habla a los pequeños en casa
Desde que los niños tienen poca edad y hasta que hayan alcanzado la suficiente madurez mental para entender y comprender lo que sus padres dicen, los adultos tienen la responsabilidad de enseñarles como se debe enfrentar cada situación que se les vaya presentando y la mejor forma de hacerlo es con una buena comunicación.
Conversamos con la psicóloga clínico Sara Rosendo, que además es madre de una preciosa niña de seis años de edad, con el objetivo de ayudar a todos los padres que nos leen a conocer la importancia de una buena comunicación con los más pequeños y los efectos que se podrían generar en caso de que ésta sea deficiente.
Según Rosendo lo más importante es “corregir con cariño” puesto que, al ser humanos en ocasiones pueden perder la calma, pero también deben tener el control para detenerse, respirar y enfocarse en solventar la situación con paciencia. Igualmente nos deja saber que como padres deben preguntarse: “Si yo hubiese hecho lo que él hizo, ¿me gustaría que me pegaran? ¿Me gustaría que me dijeran palabras ofensivas?” bajo esta premisa, los padres deben modificar su conducta a fin de evitar los maltratos u ofensas con los niños.
¡No se asusten! Sabemos que a nadie le enseñan cómo ser mamá o papá, por tal razón nos tomamos el atrevimiento, en conjunto con la especialista, de crear una pequeña lista de situaciones cotidianas, que viven muchos padres dentro del hogar y cómo resolverlas mediante la comunicación.
El pequeño suele tardar mucho en vestirse o no se viste solo…
No decir: «Al fin te vestiste solo. No como otros días”
¿Qué decirle?: “¡Felicitaciones, lo lograste!. Viste que si puedes, ¡yo confío en ti!”
¿Por qué?: Esto los reforzará positivamente y aumentará la confianza y seguridad en sí mismos. Los padres deben evitar remarcarles a los pequeños lo que no pudieron hacer. Por lo general los niños tienden a decir “no puedo” y hay que insistir en que a veces «cuesta un poco, pero hay que seguirlo intentando. Ya verás que lo lograrás». Si los padres muestran que confían en el pequeño, este comenzará a confiar en sí mismo.
Si su hijo derrama la bebida en el piso o sobre la mesa
No decir: “Siempre botas lo que estas tomando, ¿hasta cuándo?”
¿Qué decir?: “No te preocupes mi amor los accidentes ocurren, a mí también me ha pasado, solo hay que tener más cuidado y agarrar el vaso bien para que no se derrame, busca el pañito para que lo limpiemos”.
¿Por qué?: Decirles que siempre botan lo que están tomando tiende a ser una generalización, quizás un poco exagerada, porque no siempre se derraman las cosas. Hay pequeños que son más propensos a botar las bebidas accidentalmente, señalarlos o acusarlos generará tensión al momento de agarrar cualquier vaso y terminarán derramando la bebida. En la medida en que se sientan más tranquilos y vayan creciendo este tipo de accidente disminuirá, solo tenga paciencia y un pañito a la mano.
El niño o niña logró hacer bien sus tareas
No decir: “Por hacer bien las tareas, te daré un regalo”.
¿Qué decir?: “¡Qué lindo te quedó, que bien trabajas!“o“me siento orgullosa de ti, eres un niño estupendo” (se puede acompañar de abrazos y besos o cosquillitas).
¿Por qué?: Brindarles un incentivo material no es lo recomendado en caso de tareas o actividades escolares, los niños puede internalizar rápidamente, que para hacer tarea tienen que tener un premio y si no lo hay, no querrán hacerlas. Hay que enseñarles, con cariño, hábitos de trabajo y sobre todo, el valor de la responsabilidad.
Si su pequeño quiere que juegue con él
No digas: “Ahorita no puedo, ve y juega tú”.
¿Qué decir?: “En este momento mami/papi está haciendo «tal cosa», en lo que termine aquí jugaremos un ratito”.
¿Por qué?: Son importantes dos cosas, la primera enseñarles a esperar. Por lo general los niños, sobre todo los más pequeños, tienden a tener poca tolerancia a la frustración, hay que ir enseñándoles que todo tiene su momento y que tienen que aprender a esperar su turno. Lo segundo, también muy necesario, es el valor de la palabra o promesa. Si le dijo “ahora jugaremos un ratito”, ¡cúmplale! De esta forma los niños internalizarán que sus padres siempre cumplen con su palabra y mantendrán la confianza en estos. Si usted promete y no cumple, ellos lo evalúan como “mentiroso” y comenzarán a decir mentiras también.
El niño está molestando a su hermano…
No decir: “Deja de molestar a tu hermano porque te voy a castigar”.
¿Qué decir?: “Veo que estás aburrido, ¡ven! busquemos otra forma de entretenernos”.
¿Por qué?: Es importante tratar de no amenazar en vano, muchos padres amenazan de la boca para afuera y los niños se dan cuenta de esto. Si amenazan con castigarlo, ¡háganlo! Si no, no amenacen, la idea es mantener la autoridad dentro de la casa, en la medida de que no cumplan con su palabra, su autoridad irá decayendo, ustedes pierden el control y los niños lo asumen.
Esto no quiere decir que deben mantenerlos amenazados, no; por el contrario, tratamos de interceptar o intervenir en la conducta del pequeño, con el “ven vamos a hacer tal cosa” se está impidiendo que continúe molestando al otro, sin gritos y sin amenazas, simplemente cambiando el foco de atención.
Cuando no logra completar una actividad
No decirles: “Tienes que terminar todo, eso no fue suficiente”.
¿Qué decir?: “Poco a poco lo vas lograr, lo estás haciendo muy bien… sé que estás cansado, te entiendo, pero vamos a terminar esto ¡y listo! Podrás descansar”.
¿Por qué? A veces los niños se perciben con poco “poder” o capacidad para hacerle frente a todo el trabajo que tienen por delante, por eso siempre es importante el reconocimiento de sus logros, por más pequeñito que sea, de modo que ellos sientan que si pueden. Denles tiempo, reconozcan que son niños y funcionarán como tal, no esperen resultados propios de los adultos porque no los obtendrán. Decirles que “no es suficiente” es no reconocer lo poco que han hecho y esto generará conductas hostiles y menos querrá hacerlo.
Cuando llora por un dulce o juguete…
No decir: “Si sigues llorando no te compraré nada”.
¿Qué decir?: “Entiendo cómo te sientes, estás… (Validen su emoción, bien sea molesto, triste, o la emoción que ustedes le observan por la cual llora) y por eso lloras, yo también me sentiría igual, a mí me gustaría poder complacerte pero en este momento no puedo comprarte lo que quieres por «tal motivo»”. (Explíquenle, con una razón ajustada a sus edades, no los sermonee).
¿Por qué? Es importante validar sus emociones de modo que vayan aprendiendo a expresar en palabras sus sentimientos, esto hará que se sientan comprendidos por mamá o papá. Sin embargo, hay niños que son muy insistentes o buscan manipular a través del llanto, traten de no ceder si ya dijeron que no, explíquenles y si no cambian de actitud, déjenlos llorar. Traten ustedes de no desesperarse, (no hacer caso de las miradas o comentarios ajenos), pues a los niños no les pasa nada por llorar, tienen que ir aprendiendo que no se puede tener todo lo que quieren, bien porque no hay el dinero para comprarlo o porque sencillamente no se lo han ganado, háganselo saber con cariño, sin mostrarse hostil, recuerden que ustedes son su modelo a seguir.
